Nahuel Pennisi: “Fui y sigo siendo un artista callejero”

Consagrado como músico, una disciplina que redescubrió a partir de la paternidad, se abrió a experiencias como la actuación y la radio. Tras telonear a Ricky Martin, vuelve a La Plata

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María Virginia Bruno

vbruno@eldia.com

Habitando el presente desde “un lugar de aprendiz”, que este año lo ha llevado a correrse de la comodidad para explorar terrenos desconocidos como la actuación y la radio, Nahuel Pennisi (32) asegura estar en un momento de plenitud, descubriéndose como persona, y agradecido por las oportunidades que la vida le está regalando.

Cantante, guitarrista y compositor no vidente, que comenzó el 2022 consagrándose en los festivales de Jesús María y Cosquín, y que esta semana fue elegido para abrir los tres shows sinfónicos que Ricky Martin ofreció en el Movistar Arena, levantó esta temporada un nuevo Gardel pero muy diferente a los anteriores, al ganar a la mejor canción de cuarteto por “Universo paralelo”, la pegajosa versión de su hit que lanzó junto a La K´onga y que le dio una masividad que, hasta entonces, el folclore, su género de raíz, no le había dado.

Y aunque ha girado por el país de punta a punta, y ha colaborado con las principales figuras de la música latinoamericana, habiendo tocado en los escenarios más codiciados, Nahuel se sigue sintiendo un artista callejero, como empezó, a los 16 años. Dice que fueron esas sesiones a la gorra, en la porteña peatonal Florida, en las que aprendió a conectar con el público, con el que a pesar de la “fama” mantiene un vínculo empático y amoroso.

Tras haber terminado la temporada de “Regreso en Patagonia”, la mega producción de la que fue parte en la calle Corrientes en su debut actoral, y que lo tuvo ofreciendo funciones de jueves a domingo, Nahuel vuelve a salir de gira y su próxima parada será mañana en La Plata, en el teatro de 4 entre 51 y 53. Sonarán las viejas conocidas y otras novedades, también habrá invitados y sorpresas. Él dice que esta ciudad, en la que vivió algunos años en su infancia, ocupa un lugar especial en su corazón.

Padre de Mateo (4) y Alma ( 10 meses), sus “pedacitos”, y gracias a los que se revinculó de manera diferente con la música, Nahuel Pennisi dialogó con EL DIA.

-Venís de unas temporadas de muchos éxitos, con proyectos diferentes, e incursiones en espacios nuevos para vos. ¿Cómo podrías definir tu presente profesional?

-Me encuentro en un momento de mucho aprendizaje. Me siento en un lugar de aprendiz, desde el sentido teatral, por el espacio de actor, por la radio (conduce un programa semanal en Vale), que era un sueño que tenía, y que pienso que llegó bastante temprano, pensé que iba a llegar después, y que me tiene muy contento. Y, por supuesto, la música que es donde quizás más cómodo me siento. Me encuentro en un momento muy lindo, descubriéndome como persona, agradecido por estas oportunidades que me da la vida. Más que nada estoy agradecido.

-¿Y en cuanto a lo personal? ¿En qué te ha cambiado la paternidad tu vínculo con la música?

-Creo que el hecho de tener hijos te da una visión distinta de mil situaciones, tanto como autor y compositor, pero también como intérprete. Las canciones por ahí ahora tienen un significado distinto. Los hijos son como pedacitos de uno y siento que, en este sentido, la prioridad de todo son ellos, más que yo mismo, más que la música. Ellos son lo más importante. Y en este sentido creo que aprendí a ir más profundo en la música, a emocionarme más con lo simple: a veces uno busca algo complejo, canciones con acordes, con ritmos distintos o melodías que a uno le agradan, pero aprendí que también en la sencillez están las cosas que más valen. Y los hijos son eso.

-¿Qué miedos dejaste atrás al animarte a subir al escenario como actor?

-Fue un desafío muy grande el hecho de empezar a vivir una experiencia como actor, algo que nunca me esperé. Desde el primer momento yo sentí que la única forma de encararlo era siendo honesto, siendo genuino, como uno es, como trato de ser en la vida. Y en este presente de aprendizaje, aprendí mucho de los actores que me acompañaron y, realmente, estoy contento. Una de las cosas que más me gusta es salir de mi zona de confort, entonces, estoy feliz. Más que miedos, me saqué las ganas de poder sentirme pleno en algo que no es mi terreno. Y realmente lo viví así, y estoy muy agradecido por todo.

-En “Regreso en Patagonia” se vuelve a una verdad inobjetable: “no se ve sino con el corazón”, algo de lo que vos podés dar cátedra. Pero, si la ciencia o el dios en el que creas te concediera la posibilidad de darte cinco minutos de visión, ¿qué te gustaría poder mirar?

-Si tuviera la posibilidad de ver un ratito, sin dudas, me gustaría ver a mis hijos, la cara de mis hijos, cómo son o qué se siente mirarlos. Pero la verdad es que no es algo que me desespera, ni me vuelve loco, ni me tiene mal. Es solamente un juego, que vos me preguntás, y pienso que eso sería lo más maravilloso. Y también me intrigaría ver el cielo, cómo se ve el cielo, la luna, las estrellas, el sol, el paisaje del universo. Cómo se ve un eclipse, por ejemplo, algo que uno lo pudo sentir en el clima, en el calor, en el frío o en el viento, pero lo visual debe ser hermoso...

-Te da orgullo decir que surgiste de la calle, que naciste como un artista callejero. ¿Cuánto de esa esencia conservás?

-Siento que no perdí nada de lo que me dio la calle. Quizás cambió el entorno, los matices, la forma de compartir la música con la gente pero siento que la esencia es la misma. La gran mayoría de las cosas que me conectan con el público, con la música, las aprendí en la calle. Más allá de sentirme feliz con lo que hago, extraño mucho la calle, y siempre que me preguntan qué podrían decir de mí, siempre pido que digan que fui y sigo siendo un artista callejero.

-Creciste escuchando el rock por herencia familiar, luego te enamoraste del folclore pero en el último año muchísima gente, sobre todo chicos jóvenes, te conocieron gracias al cuarteto con un “Universo paralelo” que la rompió...

-Sí, como decís vos, me siento un escucha de un montón de música. Me gusta el rock por mis viejos, el folclore por elección y por la radio, que fui descubriendo de chico, y también el cuarteto. A pesar de que me sorprendió profundamente, porque nunca imaginé que podía grabar un tema de cuarteto que sea mío y que pase todo lo que pasó, pero es algo que realmente me conecta con una parte de mi infancia porque cuando era chiquito escuchaba a Rodrigo, a Sebastián, a La Mona, y sacaba las canciones con el bajo. Hacer cuarteto hoy me conecta con ese Nahuel chiquito y me encanta que así pase. Estoy muy emocionado por conocer a un público distinto.

-¿Cómo experimentás ese nivel de fama tan masiva que te dio esa canción?

-Lo de la fama es algo súper nuevo, que recién estoy experimentando, lo disfruto muchísimo. En algunos momentos es más intenso pero es realmente conmovedor el cariño de la gente, el amor. Lejos de molestarme ni de fastidiarme, siempre trato incluso de predisponerme mucho más para más gente porque siento que a muchos un solo gesto de alguien que quizás es conocido le alegra la vida. Y es algo muy sencillo, que se puede hacer. Simplemente es prestarle atención a una palabra, agradecerle, y me sale naturalmente porque soy así. Me gusta ser el mismo.

-¿Cómo fue la experiencia de telonear a Ricky Martin?

-La convocatoria para abrir sus shows fue inesperada, muy hermoso momento, una experiencia maravillosa. Me sentí muy contento, muy tranquilo, lo disfruté muchísimo. Se disfruta de otra manera cuando sabés que la gente no te va a ver a vos, va a ver a otro, en este caso, un consagrado, un enorme de la música como lo es Ricky.

-¿Te gusta su música? ¿Te gustaría hacer una colaboración con él?

-Lo escuchaba cuando era chiquito, me aprendía canciones con el bajo, “así es María, blanca como el día” (canta). Y me hace acordar mucho a cuando iba a la escuela, a los actos, en los que cantaba las canciones de él. Así que lo viví como un regreso a mi infancia. Me gusta mucho su música, tiene canciones hermosas, y sería lindo tener una colaboración con él. La verdad es que no me lo imagino pero si alguna vez se da, sería maravilloso (risas).

 

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