Violencia y el miedo a no poder mantener a los hijos

Edición Impresa

El 80 por ciento de las mujeres sufrió violencia física, sexual, psicológica o económica. Y en ese universo de pesadilla, el 40 por ciento no lo denuncia por el miedo que les da no poder mantener a sus hijos. Así, al menos, lo asegura un trabajo reciente de la Fundación Avon, que realizó una encuesta regional entre 2 mil mujeres en América Latina, con datos sobre Argentina, Colombia y México.

Según ese trabajo, el 36% no reconoce haber vivido violencia por su condición de género. El 25% de las víctimas de violencia habló con alguien de su entorno (amigas, familiares, compañeras), personal de salud o de instituciones. Y apenas el 11% pidió directamente ayuda a su mamá, su hermana, su psicóloga, su médica o la maestra de sus hijos e hijas.

Además, el informe detalla que sólo 1 de cada 10 mujeres que son violadas, violentadas o maltratadas se anima a pedir que la ayuden a irse de su casa, a que se vaya el violento o a terminar con la relación o a ver la forma de cortar con la dependencia emocional y económica con su pareja. La relación entre víctimas y denuncias es ínfima: el 5% de las víctimas de violencia inició una denuncia contra el agresor ante la policía, la justicia o autoridades locales.

No advertir el maltrato

Para quienes trabajan con la problemática, existen aún hoy muchas mujeres que ni siquiera saben que lo que les pasa no está bien. Están en su casa y, aunque sean maltratadas, no advierten señales de alarma. Otras, se explica, las ven pero no saben cómo abrir la puerta ni llamar por teléfono para pedir auxilio. Son menos las que salen y en la calle piden ayuda o van decididas a denunciar para irse a otro lado o volver a su casa pero sin el peligro del maltrato.

“La ruta crítica son todas aquellas decisiones que toma una mujer que está atravesando una situación de violencia de género para salir. Decimos ruta crítica porque en ese proceso de pedir ayuda, de salir, que no siempre es rápido, que en general es complejo, que involucra muchos actores, con quiebres de comunicación entre un actor y otro muchas veces no saben para donde seguir, a quién acudir”, explica Ana Inés Alvarez, Directora Ejecutiva de Fundación Avon.

Entre las barreras para pedir ayuda, 7 de cada 10 consideran que tener personas a cargo las frena. Si tienen que mantener a sus hijos y no tienen el dinero suficiente (en un país donde separarse es sinónimo de padres que en un 70% de los casos incumplen con la responsabilidad legal de sostener a sus hijos e hijas), la inseguridad financiera es un gas paralizante a la hora de pensar un cambio de vida que pueda generar mayor zozobra económica. Concretamente, cuatro de cada diez mujeres tienen miedo de no poder subsistir económicamente.

Asimismo, el 30% de las víctimas siente que no van a darle una respuesta o a ayudarla. Un tercio de las que sufrieron gritos, golpes, penetraciones no deseadas, robos o represión sobre sus decisiones no sabe a dónde ir para pedir ayuda. Pero, si se animan, si encuentran a donde ir, si están dispuestas a afrontar la denuncia, tienen que enfrentar un conflicto real y cada vez más graves: los que exacerban la violencia cuando la víctima quiere cortarles el poder de la violencia. Una de cada tres mujeres recibió amenazas.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE