“Te espero a la salida”, una frase que sigue vigente

Las peleas entre jóvenes a la salida de los boliches distan de ser una novedad. Ocurren -y lo seguirán haciendo- “desde siempre”, con mayor o menor asiduidad. No obstante, en un contexto en el que la violencia callejera se transformó en un problema cotidiano, las batallas campales que se observan por estas horas en el centro platense merecen especial atención. En principio, porque las piñas y patadas no debieran ser la forma de resolver diferencias. Pero además, la situación se volvió extrema en el último tiempo: al nudillo y la punta del zapato se agregaron la hoja y el plomo.

El 23 de enero pasado a la madrugada tuvo lugar un incidente particular que “quebró” cualquier tipo de orden social. Un adolescente caminaba por la avenida 7 junto a un grupo de amigos. Al llegar a la cuadra de 7 entre 49 y 50, una moto con dos ocupantes frenó a la altura del grupo y comenzó a increparlos. Eran las 6.57 de la mañana y en la calle había otras personas y vehículos que circulaban por la calle.

Los recién llegados los insultaron y el acompañante se bajó del rodado, arma en mano y dispuesto a pegarle con la culata a uno de los jóvenes. Al advertir el caño de la revólver, varios de los integrantes del grupo se dispersaron. Uno de ellos quedó solo y se enfrentó con el atacante. Puso el brazo para evitar el golpe y, tras el impacto, la revólver cayó sobre la vereda, disparándose de forma accidental, hiriendo al muchacho.

Desde ese día, las riñas en la zona aumentaron. En diagonal 74, desde plaza Moreno a plaza Italia, las batallas campales se tornaron frecuentes. “Se veía venir”, le dijo un comerciante a EL DIA. El hombre aseguró haber presenciado peleas “con armas tumberas y pañuelos en los brazos” y hasta el linchamiento de un presunto delincuente que escapaba de la Policía. Unos 10 días atrás, en 49 y 11, el dueño de un local terminó herido al intentar frenar un combate grupal. “Es una anarquía esto”, aseguran.