“Madres paralelas”: el melodrama más político de Almodóvar

Antes de su llegada a Netflix, la última película del cineasta manchego aterriza en las salas locales con una historia de maternidades y memoria política

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Aunque su última película, “Madres paralelas”, llega hoy a los cines platenses etiquetada como su cinta “más política”, las historias de Pedro Almodóvar siempre fueron políticas. En los 80, irrumpió en la España posfranquista y contribuyeron significativamente a un período posfranquista liberado en las artes. “Franco tuvo que morir para que yo viva”, llegó a decir el director, que en la película que llega hoy a salas confronta justamente ese pasado que en su país muchos prefieren callar.

Por supuesto, en el marco de ese silencio, y en el marco de un mundo dividido, Almodóvar fue criticado por fusionar ese doloroso pasado con una de sus historias clásicas: el drama de dos “maternidades imperfectas”, la historia de dos mujeres que coinciden dando a luz a sus hijos en el hospital, una muy joven (Milena Smit), otra más grande (Penélope Cruz), que desarrollan un estrecho vínculo, sin saber que sus recién nacidas son accidentalmente cambiadas al nacer. Este secreto se desarrolla de manera impredecible mientras la película también investiga otro pasado oculto: las fosas comunes de la Guerra Civil española.

Es el regreso de Almodóvar al melodrama y a la maternidad, dos recurrencias en su filmografía. “No sé cuántas madres haré en el futuro, pero sigue siendo uno de mis personajes favoritos en la sociedad”, dice Almodóvar. “En mis películas hay muchísimas madres, muchas interpretadas por la propia Penélope. He creído siempre mucho en la fuerza de la amistad entre mujeres, la sororidad. En ‘Todo sobre mi madre’ la familia son ellas, el modo en que el personaje de Cecilia Roth adopta al de Penélope Cruz pese a que no le viene bien... Esa sensación de hermandad femenina la he visto mucho a lo largo de mi vida y es algo que me gusta que esté presente en mis películas”.

El universo femenino es también, explica, la raíz de su cine: “Yo he sido niño en los años ‘50, criado rodeado de mujeres que durante su infancia escuchó en silencio todas las conversaciones y lo que sucedía en ese universo femenino que me rodeaba. Ahí está para mí el origen de la ficción, en las cosas más terribles y más maravillosas de la vida”, dice Almodóvar.

Entre esas “cosas terribles”, claro, estaba en aquellos años el fantasma de la Guerra Civil: “La generación de mi madre era fuertísima y fue la que hizo que España sobreviviera a dos décadas terribles de posguerra y creo que esas mujeres de mi primera infancia han tenido una enorme influencia en los personajes femeninos que he escrito”, comenta al respecto: si bien estas madres paralelas, dice, no tienen que ver tanto con aquellas de su infancia, sí asoma en el recuerdo la conexión entre maternidad y memoria, que en la película encarna en Penélope Cruz, que busca los restos de su abuelo, enterrados en una fosa común.

SU PELÍCULA “MÁS POLÍTICA”

Una línea argumental que convierte a “Madres paralelas”, que el 18 de febrero llegará a Netflix, en su película más política, algo que para Almodóvar, a pesar de la reacción negativa de ciertos sectores, es un orgullo: “En todas mis películas hablo de la libertad, que es un elemento político, pero esta es la más claramente política. La sociedad española tiene una deuda moral enorme con las familias de los desaparecidos que están en cunetas, fosas o cementerios y cuanto antes se pague esa deuda moral, mejor. Ya va siendo tarde porque una vez que pasen las generaciones de los bisnietos va a ser difícil que alguien se acuerde”, declara Almodóvar.

La maternidad y la memoria histórica parecen dos temas difíciles de unir, claro, y el realizador de “Dolor y gloria” explica que “la idea con que empecé a escribir fue la de las dos madres, y la cuestión de la memoria histórica es un tema que siempre me ha rondado y nunca había conseguido meter en una película. Me parecía que si el personaje de Penélope buscaba a su bisabuelo, de ese modo tangencial encajaba el tema”.

El interés en la exhumación de fosas comunes de la Guerra Civil española “me ha llegado con la madurez en términos cinematográficos y también en términos personales”, confiesa. “Es un tema que el cine español nunca había abordado. Es algo verdaderamente triste. En el año 2013 o 14, vinieron unos relatores de la ONU para inspeccionar la situación en nuestro país y se quedaron muy sorprendidos de que quien había llamado para hablarle de la apertura de las fosas era ya la generación de los bisnietos de las víctimas. Es decir, la generación que ya había nacido en la democracia. Los relatores dijeron que España tenía muy mala relación con su pasado. Me parece que es muy importante para la gente joven enterarse de lo que ocurrió en ese momento, enterarse de lo que ocurrió a sus abuelos, o algunos a sus padres, aunque los problemas que tenga la juventud ahora mismo sean otros”.

DESACTIVAR A LA ULTRADERECHA

La película es en ese sentido un grito hacia las nuevas generaciones que llega para “desactivar los bulos que lanza la ultraderecha sobre nuestra propia historia”. “Hay una generación muy preocupada por el cambio climático, por si van a tener trabajo después de la universidad o por problemas de género que por fin se plantean, pero la memoria histórica no está tan presente y yo trato de llamar su atención sobre ese tema porque desgraciadamente hay un partido de ultraderecha que está intentando contar la historia a su modo y su modo es un modo franquista”, afirma Almodóvar.

“La memoria no está presente en los jóvenes: trato de llamar su atención porque la derecha intenta contar la historia a su modo”

Pedro Almodóvar,
director de “Madres paralelas”

 

Pero, aclara, “yo no quería hacer solo una película sobre las fosas comunes. Lo hice a través de un personaje, que tiene un legado de su abuela, quien la salvó y la crió porque era una huérfana. Esta mujer está tratando de abrirlas, porque abrir las fosas no es solamente para identificar, sino para demostrar que existieron en un momento. Lo que Franco hizo al condenarlos a una fosa común fue quitarles toda humanidad, condenarles a la no existencia. A mí me interesó más hacerlo a través de esta madre, porque esta madre está buscando la verdad de la memoria histórica española, pero a la vez vive el dilema moral de que en su vida ella no se conduce con la misma verdad. En su vida hay una enorme contradicción y ese era el punto que más me interesaba. Unía las dos verdades: la verdad digamos pública de nuestro país con la verdad íntima de ella. Y de esa contradicción es de lo que yo quiero hablar”.

 

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