La Quinta Santospago sorprende por el lujo y sus variados estilos
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2022 | 04:29

Delimitado por las calles 133, 44, 135 y 46, el predio de casi cuatro hectáreas en el que se encuentra la Escuela de Cadetes “Inspector Gral. Baltasar A. Iramain” del Servicio Penitenciario de nuestra provincia, se conoce también con el nombre de Quinta Santospago, una muy lujosa y hasta exótica residencia particular que, más allá de la magnífica edificación que aún se conserva, ostentaba un enorme parque ornamentado con árboles y arbustos oriundos de distintos lugares del planeta y entre los que se paseaban numerosos faisanes, entre otros llamativos detalles.
La propiedad también tuvo un lago y un arroyo artificial (luego entubado) con artísticos puentes incluidos, y varias estatuas de mármol especialmente encargadas a escultores italianos.
Algunas de las salas de La Quinta Santospago albergaron numerosas veladas sociales / EL DIA
La profusión actual del tránsito vehicular de la avenida 44 no permite admirar este estupendo palacete que puede ser visitado durante cada “Noche de los Museos”, y en verdad vale la pena hacerlo porque sorprende con una larga serie de elementos arquitectónicos y edilicios, entre ellos, por ejemplo, la bellísima y costosa estufa hogar confeccionada en mármol de Carrara que se emplaza en el enorme salón en el que tantas veladas sociales tuvieron lugar en una ya lejana época.
Varios de los materiales y piezas decorativas con las que se realizaron logradas formas arquitectónicas en el interior y en el exterior de la residencia fueron importadas de Italia y Francia.
PRÓSPERO CONSTRUCTOR
Oreste Santospago era un muy próspero constructor italiano que decidió afincarse en las por entonces afueras de nuestra ciudad y establecer una quinta residencial porque, según se decía, su hija padecía una afección pulmonar por la que debía respirar aire más limpio que el centro de la ciudad, en donde además, tenía la espléndida casona de 7 y 42.
Cuando en 1923 Santospago terminó de comprar los terrenos que anexó a los que ya había adquirido en 1918, de inmediato comenzó la construcción con obreros, en su mayoría también italianos, altamente calificados.
Además de su residencia, el hombre también erigió en un sector del terreno las nuevas oficinas de su empresa.
Detalles que se destacan, en este caso, en torno de la estufa / EL DIA
ESTILOS
Todo el conjunto fue proyectado en un predominante estilo del eclecticismo itálico de principios del siglo XX, aunque armónicamente se combinaron también detalles de otras escuelas arquitectónicas como la “neocolonial” y la “clásica italianizante”.
La parte principal de la residencia, como se dijo, tiene la estufa de mármol; frisos y pequeñas tallas de bronce, algunos muebles de ébano, arañas de varios brazos, y ventanales con cristales biselados.
Santospago encargó especialmente al conocido artista plástico platense José Speroni varios frescos con los que cubrió espléndidamente las paredes del hall de entrada.
Un enorme comedor, una sala de billar con varios detalles ornamentales, y varias habitaciones completan el sector principal de la residencia.
Algunos de los uniformes que se encuentran en exhibición / EL DIA
También se construyó un alto mirador con artística balaustrada y múltiples molduras en la torreta. Además, se destacaba el alto tanque de agua soportado por una edificación simple pero con detalles artísticos y una capilla.
En 1969, tras el fallecimiento de su propietario en 1963, la propiedad fue adquirida por el gobierno de nuestra provincia para que allí funcionase la Escuela de Cadetes del SPB, en donde se conservan en perfecto estado las pinturas del hall y los detalles artísticos de la sala de billar, pero en el predio hubo que hacer modificaciones funcionales y la construcción de nuevas dependencias.
En 2007 la Legislatura sancionó una norma declarando a la Quinta Santospago “conjunto artístico arquitectónico incorporado al patrimonio cultural de la provincia de Buenos Aires”.
La estufa hogar confeccionada en mármol / EL DIA
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