Sintió el desgaste previo y los cambios no lo ayudaron
Edición Impresa | 21 de Marzo de 2022 | 05:34

Por FERNANDO ALEGRE
Al momento del análisis final uno no puede alejarse de la palabra elegida por Ricardo Zielinski para describir el sabor general tras el 1 a 1 de ayer en el Bosque ante el rival de toda la vida: “amargo”.
Y es que Estudiantes, equipo que se mostró maduro una vez más ante un escenario adverso, estuvo a un suspiro nada más de llevarse un nuevo clásico platense, el cual hubiera coronado una seguidilla brillante para el Pincha, la cual no por eso deja de ser muy buena teniendo en cuenta su actual posición en la Copa de la Liga Profesional (primero de la zona 2 junto a Boca) y la sellada clasificación a la fase de grupos de la Copa Libertadores de América, el gran objetivo institucional del semestre.
Ahora sí llegó el momento del descanso para Ricardo Zielinski y sus jugadores, algo que el Pincha necesitaba como el agua. Lo necesitaba por lo que han sido unas últimas semanas muy complejas, en las que no solo ha perdido a Mauro Boselli por lesión, sino que le han representado llegar al clásico algo disminuido en lo físico por el brote de gripe que le ha tocado atravesar, situación que, en conjunto con el desgaste y con las modificaciones empleadas por el DT, lo privaron de un nuevo festejo ante Gimnasia.
Lo tenía ganado, pero terminó pagando la doble competencia y algunas decisiones
ERA SUYO, LO TERMINÓ COMPARTIENDO
Tras un primer tiempo en el que se fue al descanso de manera inmejorable, con el 1 a 0 a su favor y un clima muy complejo en cancha del Lobo, Estudiantes sintió el cansancio y en el complemento se dedicó más a sostener la ventaja que a ampliarla.
La suma de 11 partidos en 36 días sin dudas fue factor en el clásico, aunque los cambios del DT tampoco ayudaron a un equipo que se terminó metiendo muy atrás y que no supo aprovechar los varios momentos de desesperación de su rival de toda la vida.
Sorpresivamente el Ruso realizó solo tres de las cinco modificaciones posibles. Una puesto por puesto (Castro por Pellegrini) y una última obligada (Kociubinski por el lesionado Muñoz), pero una segunda que llamó la atención por sacar a Del Prete (probablemente muy cansado) y en su lugar mandar a la cancha al paraguayo Morel, de vocación defensiva.
De esa manera, el Pincha se replegó completamente, con Díaz muy solo en ataque y sin posibilidad de descarga a los costados. Así le entregó el dominio completo de la pelota a Gimnasia y se defendió con línea de cinco y dos volantes centrales ya muy cerca de Andújar, que hasta ese último remate venía teniendo una tarde inmejorable.
Quedará en la duda y en el imaginario social qué es lo que hubiera sucedido si Franco Zapiola (otro de afectados por la gripe) o Alan Marinelli ocupaban el lugar de Tuti ante un Gimnasia plenamente volcado en ataque.
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