Más escuelas de La Plata se suman a la lista de las que sufren problemas edilicios
Edición Impresa | 2 de Abril de 2022 | 04:50

Si bien a inicios de este año se conoció un informe oficial sobre el estado edilicio de las escuelas en La Plata que sonó alentador -en el sentido de que la cantidad de establecimientos que presentaba problemas era menos elevada que en años anteriores- a medida que avanza el ciclo lectivo 2022 se van sumando establecimientos que demuestran no estar en condiciones de dictar clases con normalidad.
Ahora acaban de conocerse los reclamos formulados por la comunidad educativa del colegio secundario 1, ubicado en 9 y 38, cuyos padres realizaron un abrazo simbólico para reclamar por las serias falencias edilicias que, según sostuvieron, se arrastran desde hace varios años.
Los testimonios sumados reseñaron la presencia de filtraciones en los techos, falta de vidrios en ventanas de las aulas, baños que se encuentran fuera de servicio y un gimnasio que la escuela no puede utilizar “desde hace casi una década”, motivo por el cual los alumnos deben desplazarse hacia el Estadio Unico, ubicado a más de veinte cuadras.
Tal como se informó en la edición de ayer, desde el Consejo Escolar de La Plata “se está trabajando en normalizar la situación de los sanitarios”, añadiéndose que se iniciarían los trabajos de recambio de vidrios.
Se aseguró también desde el organismo que reclamará la urgente intervención de la dirección provincial de Infraestructura, para relevar el estado de las techos de la secundaria 1 y, además, que la reparación se incluya en el plan de obras de 2022.
Tanto en este como en los otros casos similares que se registran en escuelas de la Ciudad en este ciclo lectivo -se mencionaron en fecha reciente los serios problemas edilicios que atraviesan el secundario 55 de Villa Elvira; el colegio Vergara, de 4 y 35; la primaria 67 del barrio Los Porteños, en City Bell, y la primaria 102, de 7 y 32- cuesta entender el motivo por el cual sus sedes presentan fallas estructurales tan ostensibles y, en la mayoría de esos casos, de antigua data.
Se ha señalado también en muchas ocasiones, y es preciso reiterarlo ahora, que las tareas de mantenimiento y de mínimas restauraciones que no se realizan en forma oportuna -tanto en los techos, paredes, pisos, aberturas, sanitarios y en las redes de servicio- no sólo originan riesgos muy graves, sino que obligan a la larga a realizar inversiones de recursos mucho más onerosas que, muchas veces, no se encuentran disponibles dada su magnitud. Imprevisiones de esta naturaleza resultan ser muy costosas en el futuro.
Corresponde una vez más destacar el rol desempeñado por las asociaciones cooperadoras y grupos de padres que, realizando grandes esfuerzos -a los que muchas veces se sumaron los alumnos- pintan aulas, limpian los patios y años, realizan mejoras en las aulas y otros espacios de sus colegios. Pero, como se ha dicho asimismo tantas veces, nada de esto exime al Estado de su responsabilidad indelegable, que es la de garantizar la disponibilidad de edificios escolares aptos y ejecutar las obras que demandan las escuelas.
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