Enjundia, perseverancia y un golazo que se recordará mucho

Cuando parecía que un par de fallas defensivas lo iban a empujar a la derrota, su gran personalidad y la pegada de Kociubinski lo hicieron feliz

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Martín Mendinueta

@firmamendinueta

Perfume triunfal. El tremendo gol de Bautista Kociubinski, a sólo un puñado de segundos del pitazo final, instaló, con total lógica, un clima de algarabía e inconfundible orgullo que se pareció bastante al de una victoria.

El mismo equipo suplente que había cometido fallas evitables en cada uno de los goles de Colón, encontró en la fibra de su carácter y en el corazón de su perseverancia un premio que la memoria colectiva pincha no olvidará fácilmente.

Después de una noche con altibajos, rendimientos individuales opacos (fundamentalmente Deossa y Toledo) y otros que entusiasmaron (como los de Kociubinski y Ezequiel Ramírez), Estudiantes logró todo lo que se propuso. Descansaron los que siempre son titulares, les dio rodaje a los suplentes, selló la clasificación a la etapa decisiva del torneo y fortaleció, todavía más, su autoestima de equipo poderoso.

el notable despliegue físico se opacó por dos fallas evitables

Después de un inicio con máxima dificultad (a los tres minutos ya estaba perdiendo), el otro León del Ruso, despacito, intentó hacer pie en un contexto donde jamás se sintió cómodo.

En desventaja, Estudiantes corrió sin pausa y fue generando cierta impotencia en los titulares sabaleros. El empate conseguido mediante la buena ejecución de uno de sus mejores atributos históricos, como fueron y siguen siendo las jugadas de pelota parada, siginificó un frasco de vitaminas gigante para la motivación albirroja. La aparición goleadora de Jorge Morel libre por el segundo palo le hizo muy bien a todo Estudiantes, quien multiplicó su energía haciendo que el anfitrión sintiera algunos síntomas de impotencia. Pero un grosero error de Emanuel Beltrán, recostado sobre la izquierda de la defensa, ejecutando una pretenciosa salida limpia desde el fondo, significó la gran ayuda para que Colón, mediante una definición a pura clase del Pulga Rodriguez, se pusiera otra vez arriba.

Quedó claro que dos equivocaciones en la lectura del juego complicaron a un equipo muy generoso en el despliegue físico.

cambios necesarios y una perla que la gente no olvidará

En el segundo capítulo, estaba cantado que Franco Zapiola iba ingresar y así ocurrió. Junto a Spetale y, más tarde, Ezequiel Ramírez empezaron a trabajar lo que finalmente llegó cuando parecía que yo no había tiempo.

Enjundia y perseverancia fue la combinación magistral que condujo al Pincha hasta un empate infinitamente seductor.

La furiosa, y a la vez exquisita, pegada de Bautista Kociubinski en el tiro libre del alarido final vivirá en la memoria como lo que fue: un golazo útil desde cualquier enfoque.

Otro Pincha se la bancó en Santa Fe. Está confirmado: Continúa en estado de gracia.

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