La pandemia generó más apego

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“Vivimos un año entero encerrados. Compartiendo todo con nuestro núcleo más íntimo. Empezamos a ver a nuestros hijos con otros ojos, a descubrir cosas que jamás hubiéramos descubierto. Nos conocimos más. Es lógico que la pandemia nos volviera más apegados. Fue una crisis muy grande, de mucha incertidumbre… veíamos por televisión datos de miles de personas muriéndose por día en todo el mundo. Camiones con cadáveres, fosas. Sentimos la muerte cerca. Una de las huellas que nos deja la cuarentena es ese deseo de estar cerca de los nuestros, de valorar los vínculos. Hoy vemos padres omnipresentes como producto de eso”. La que habla es Cristina Villalba, licenciada en psicología, hoy jubilada.

“Personalmente, estuve nueve meses sin ver a mis nietos. Con mucho temor y una gran angustia. Hoy por fortuna podemos compartir mucho tiempo juntos, pero yo siento que necesito recuperar el tiempo perdido. A mis 77 años veo la vida con otros ojos, y más luego de esta pandemia que a todos nos cambió la vida”, afirma Cristina, abuela de Joaquina (13) y Antonia (11).

“Como individuos ninguno estaba preparado para lo que nos pasó. De un día para el otro, nos encerraron en nuestras casas. Por los medios de comunicación nos enterábamos como una enfermedad era tan fatal. Muchos vivimos pérdidas cercanas o situaciones realmente dolorosas. A mí se me murió una hermana y ni siquiera pude verla ni velarla. Por eso, hoy en día, al poder estar compartiendo la vida nuevamente con mi familia me siento agradecida y no quiero perder ni un instante”, señala.

“Observo como a mi hija y a mi yerno les pasa lo mismo con sus propias hijas. Las nenas no saben ni atarse los cordones; no lavan una taza… ni hablar de ir a pasear a su perrita hasta la esquina. Por otro lado, sus papás las llevan y las traen todo el día para todos lados: natación, inglés, la escuela, cumpleaños, hockey. No paran un segundo de andar en auto cruzándose una y mil veces la ciudad. Yo antes hubiera criticado eso; les hubiera aconsejado dejarlas más libres, malcriarlas menos. Pero post pandemia no pienso así. Veo con buenos ojos que sean unidos, que no se despeguen ni un minuto, que compartan tiempo juntos. La vida es breve e impredecible”, finaliza la licenciada.

 

 

 

 

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