Vecinos de la plaza Malvinas están hartos del ruido y el descontrol

Ya no saben a qué recurrir porque llevan un número infinito de reuniones con funcionarios sin lograr una solución a su pesadilla

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Sólo les queda, aseguran, la vía judicial y la protesta en la calle. “Ya agotamos el resto de las instancias”, dicen en el barrio de la plaza Islas Malvinas, donde el desenfreno de jóvenes en autos y motos, la música ensordecedora y la mugre que deja la “resaca” de una noche agitada ya es algo de todos los días.

Las familias que viven en medio de la pesadilla nocturna con escenario en los alrededores de 19 y 51 han intentado en un sinfín de reuniones comprometer a funcionarios municipales a la adopción de medidas que pongan coto al descontrol. “Ya no tenemos a quién recurrir, porque ninguna de las respuestas que nos dan después se cumplen”, señala una vecina de 53 y 19.

Hace no menos de cinco años que los vecinos de esa zona buscan por todos los medios que las autoridades les presten atención y se termine con el descontrol que comenzó tras un episodio trágico sucedido en Plaza Moreno. A partir de entonces las detonaciones de las motos y los parlantes de los autos se trasladaron a las inmediaciones de 19 y 51 y se volvieron cosa de todos los fines de semana; se siguió en plena cuarentena de 2020, con los grupos de jóvenes que usaban el espacio verde como “boliche a cielo abierto”; llegó la reapertura de los bares y cervecerías y el barrio estalló en cantidad de “birrerías” de amplia convocatoria de gente que acapara la vía pública; y ahora los frentistas advierten que la medida de peatonalizar diagonal 74 “corrió” a los motoqueros que circulaban por esa vía hacia el sector de Malvinas.

“LAS MOTOS VAN Y VIENEN”

“Las motos van y vienen. Anoche -por antenoche- alcanzamos a ver como treinta en medio de la plaza, rodeando la fuente que da a la avenida 53. Eso se veía venir: los sacan de un lugar y se van a otro. No es esa la medida que tienen que tomar”, señala una vecina que meses atrás tuvo que mudar el dormitorio cuya ventana que da al bulevar de 53 a un entrepiso de la casa. “Aún así no pegamos un ojo. El cuarto da a un patio y tenemos que cerrar todo herméticamente por cómo llegan ahí también los ruidos”, agrega la mujer.

Entre las medidas que creen que deberían tomarse, los vecinos apuntan a la instalación de una caseta de seguridad en la plaza (como las que funcionan en plaza San Martín y Parque Saavedra), la construcción de lomos de burro que dificulte la carrera de las “picadas” y efectivos que custodien la zona y labren actas de infracción que luego se hagan efectivas.

Descontrol en las juntadas de motos / EL DIA

Son varias las acciones que van en contra de la convivencia urbana en los alrededores de 19 y 51: el lugar es parte del “circuito” motoquero que comprende esa plaza, el parque San Martín y plaza Moreno, con el constante estallido de los escapes; los autos circulan o estacionan con un volumen de la música que hace a los vecinos saltar de la cama; varones y mujeres orinan en los frentes de las casas; y una “parrilla al paso”, situada en 54 y 19, no sólo convoca a una gran cantidad de gente sino que desarrolla su actividad con música a muy altos decibeles o cánticos de cancha de fútbol a todo volumen.

La última reunión de los vecinos para pedir soluciones a su calvario fue en la Justicia comunal de Faltas. “Nos escucharon y explicaron que toda contravención que Control Urbano les envía, se tramita como corresponde. Nos dijeron que sería muy conveniente que el Municipio recupere la Policía Municipal, con lo cual nos mostramos absolutamente de acuerdo, pero consideramos que sería de gran importancia que en el mientras tanto, Control Urbano, Tránsito y demás dependencias involucradas actúen de acuerdo a derecho aplicando las normas vigentes”, plantean. Esas oficinas están a metros de la plaza Malvinas.

Frente a la falta de respuestas concretas, las alrededor de 40 familias afectadas por los ruidos molestos evalúan ir a la Justicia y presentar una acción de amparo y una demanda por incumplimiento de los deberes de funcionario público. “Parece que de buena manera, con el diálogo, no conseguimos nada”, concluyen.

 

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