Camionero: “Los clásicos no van a morir nunca”
Edición Impresa | 9 de Abril de 2022 | 04:03

Blues. La música del pueblo. La música madre del rock. La música de las rutas y las noches de vicios. “La protesta y el lamento del trabajador”, como lo define Santiago Luis, uno de los dos cerebros detrás de Camionero, banda conformada también por Joan Manuel Pardo (voz, guitarra y octavadores) que se juntó con una finalidad: hacer blues (y sus infinitos derivados). Hacer la música que les gusta. Y nada más.
En ese plan, el dúo inició sus recorridos por rutas bien bluseras con una serie de tres EPs que lanzaron desde 2018, y el año pasado lanzaron su primer LP, “Club Camionero”, considerado uno de los discos del 2021. Hoy lo presentan en Pura Vida.
Un disco cocinado en la pandemia, “ese tiempo muerto” que “nos puso las pilas”. Johnny y Santiago convivieron a mediados de año en una casa con un sótano que servía de estudio, y desde esos bajos fondos, en dos semanas, tenían casi todo un disco cocinado. “Somos bastante explosivos creativamente, tenemos siempre, por suerte, tela para cortar. La parte musical estaba casi completa, las melodías de la voz también, aunque faltaban las letras, que Joan escribió después”, cuenta el baterista.
Así se compuso “Club Camionero” (que mostrarán esta noche junto a los ex Guacho, que solían tener un sonido blusero como ellos pero que ahora mutaron en LMDG para extasiar su estilo hacia hipnotismo tecnodigital): un LP donde consiguen, dice Santiago, “plasmar nuestros conceptos. El EP es un formato práctico pero siempre está bueno hacer un disco largo”.
Es, admite, “ir un poco contra la corriente” en estos tiempos de singles y escuchas cortas, “pero eso de ir sacando de a uno para que no se vayan quemando… son especulaciones de mercado. Este disco funcionaba todo junto, todos los temas hablaban de personajes”.
También musicalmente, desde ya, Camionero maneja contra la corriente, con su mezcla de blues, stoner, surfer, rocanrol, boogie, algo “está totalmente fuera de mercado”, se ríe Santiago. “Sabemos que lo que hacemos está un poco relegado, pero son géneros clásicos que no van a morir nunca. Somos una banda de convencidos de lo que nos gusta, no estamos atrás de si vamos a vender o no”.
Santiago explica que de todos modos “escuchamos otras cosas y tratamos de meterlas”, y esas fusiones novedosas aparecen “de forma natural” en sus temas, “no es que vamos atrás de la zanahoria de lo que está sonando”. Sin embargo agrega que “yo siempre escuché de todo, pero en el último tiempo me fui poniendo más grande y me fui sincerando con lo que más me mueve: y lo que me conmueve es el blues, y los dos queremos tener nuestra banda haciendo eso”.
¿Por qué lo conmueve el blues? ¿Por qué esa música del Mississippi caló tan profundo en estos confines del fin del mundo? Santiago tiene una teoría. “El blues es una música de protesta y de lamento de la clase trabajadora, y eso también pasó acá con los primeros bluseros, Manal, Vox Dei. El blues, que es la esencia del rock, se dio en Mississippi con las clases trabajadoras, y eso se repitió acá”, afirma, y agrega: “Y acá supieron interpretar muy bien la esencia de esa música, más allá de tomar las progresiones de acordes, los instrumentos, el sonido. Y la falta, en aquella época, de esta globalización extrema, hizo que llegara un género de afuera, y que pudieran traspasarlo a Argentina. Si venía más contaminado de globalización seguramente hubieran imitado el sonido nada más, hubiera sido otra cosa”.
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