Nuestra zona, en pleno otoño, con montañas de hojarasca sin juntar

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Conductos de desagües pluviales obturados por acumulación de hojas secas, que se convierten luego en generadores de anegamientos. Esquinas y veredas -sobre todo en la periferia, pero también en barrios del casco urbano- cubiertas por montículos de hojarasca. El casco urbano y la periferia platense se encuentran tapadas por una alfombra de hojas secas, en una situación que debería evitarse.

Reclamos de vecinos de aquí y allá por un problema que es estacional, el de la caída de las horas, que ocurre puntualmente en todos los otoños, frente al cual pareciera que no se disponen refuerzos y la acción de cuadrillas especiales, que intensifiquen la labor de recolección y barrido durante estos meses.

En las últimas horas se conocieron reclamos de vecinos del barrio Norte y del Parque Saavedra, en este último caso con sus veredas perimetrales, sus canteros y senderos interiores tapados por la hojarasca. Idéntico reclamo formularon frentistas cercanos a la plaza Rocha. “En esta época debieran reforzar el servicio de barrido”, dicen. El recuerdo de la inundación de 2013, agravada por las bocas de tormenta obturadas no deja de aparecer en los reclamos vecinales.

No sólo piden la presencia de más barrenderos. También la de camiones y equipos de mayor porte capaces de retirar los grandes volúmenes de hojas secas que se forman en los distintos barrios y localidades platenses.

Además de los problemas enumerados, los montículos de hojas -sobre todo en la periferia- se convierten en verdaderos “llamadores”, para que muchos vecinos, pocos o nada preocupados por la calidad de vida común, empiecen a arrojar allí bolsas de residuos y todo tipo de desperdicios, que se convierten así en verdaderas amenazas sanitarias.

Sobre este punto existen advertencias formuladas por médicos y ecólogos platenses advirtió, acerca de que estos verdaderos micro-basurales dan refugio a roedores e insectos de toda clase, criándose en ellos, por la acumulación de agua, mosquitos, moscas, vibriones y bacterias. Desde luego que esta alternativa contrasta en forma categórica con lo que debería ser una gestión integral de los residuos en cualquier ciudad.

Se trata de un tema que no debería pasarse por alto y que, por cierto, no resulta menor. Una ciudad que no pudiera resolver el problema de su limpieza, mal puede aspirar a logros de otra naturaleza y de mayor complejidad. Podría formularse a través de estos términos: el que no puede lo menos, no puede lo más.

Se ha dicho con razón que la limpieza del espacio público está directamente vinculada a la calidad de vida en la Ciudad. Y por supuesto, a su imagen hacia afuera. Por eso se trata de una cuestión que merece la máxima atención y todos los esfuerzos de parte de la Comuna, entre otros motivos por haber nacido La Plata ligada a conceptos higiénicos y sanitaristas que fueron de avanzada. Y que así debieran seguir siendo, para lo cual sólo hace falta decisión y empeño por parte de las autoridades responsables, sin dejar de reclamar mayores grados de concientización en los habitantes.

 

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