El crucero que se había salvado en Pearl Harbour

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El hundimiento del crucero ARA General Belgrano, en el que perdieron la vida 323 tripulantes y 770 lograron sobrevivir, no solo al ataque con dos torpedos, sino también a la tormenta y las bajas temperaturas en altamar, se produjo el 2 de mayo de 1982.

El día anterior al ataque, el General Belgrano, que cumplía la tarea de interceptar comunicaciones británicas a fin de identificar los movimientos del enemigo, había recibido órdenes para patrullar las aguas al sur de Malvinas junto a los destructores Piedrabuena y Bouchard, en una zona ubicada fuera del área de exclusión militar de 200 millas de radio fijada de forma unilateral por el Reino Unido.

El General Belgrano era un crucero de 13.500 toneladas de origen estadounidense botado en la 2° Guerra Mundial, que salió indemne del ataque japonés a Pearl Harbour. Aquel 2 de mayo de 1982, fue atacado por el submarino nuclear HMS Conqueror de la Marina británica, que lo acechaba a 400 millas y tras 30 horas de seguimiento.

Al recibir la orden de atacar, a las 16:02 del domingo 2 de mayo de 1982, el Conqueror disparó 3 torpedos Mark-8. El primero impactó en la sala de máquinas y el segundo destruyó la proa del General Belgrano, mientras que el tercero intentó dañar al destructor Bouchard pero, sin dar en el objetivo, explotó a 100 metros de ese buque algunos minutos después.

A seis horas del naufragio se ordenó la operación de búsqueda y rescate de posibles sobrevivientes, en la que participaron buques y aeronaves bajo la consigna de “no dejar a ningún marino atrás”.

Del rescate participaron por mar los destructores ARA Piedrabuena y ARA Bouchard, el aviso ARA Gurruchaga y el buque polar convertido a hospital ARA Bahía Paraíso; y por aire, desde Río Grande, la Escuadrilla Aeronaval de Exploración, que desplegó sus aeronaves Neptune, claves para el avistamiento de las primeras balsas -que ya se habían alejado unos 80 kilómetros al sureste del lugar del hundimiento- durante el mediodía del lunes 3 de mayo.

Unos 793 tripulantes fueron rescatados de las heladas aguas del Atlántico Sur, y 770 de ellos lograron sobrevivir. El Piedrabuena, con 300 tripulantes a bordo, pudo salvar a alrededor de 270 sobrevivientes; el Gurruchaga rescató a 360 náufragos, más de cuatro veces su dotación; el Bouchard siguió rescatando náufragos pese a sufrir una avería en sus máquinas; mientras que el Bahía Paraíso pudo rescatar a los últimos 18 tripulantes con vida luego de 43 horas de intensa búsqueda.

El martes 5 de mayo, los buques arribaron a Ushuaia donde desembarcaron a los sobrevivientes para que recibieran pronta asistencia, y hasta el 9 de mayo se continuó con las tareas de búsqueda y recuperación, pero ya solo se encontraron con balsas vacías o con tripulantes sin vida.

 

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