Advierten por la aparición de una patología infantil grave y desconocida
Edición Impresa | 6 de Mayo de 2022 | 03:40

En una etapa considerada de remisión del Covid-19, ahora preocupa al mundo la aparición de otra patología grave y hasta hoy desconocida cuyo primer caso en nuestro país ha sido detectado en Rosario y la padece un chico de 8 años de edad. Se trata de la llamada hepatitis infantil, tal como lo informó anteanoche el ministerio nacional de Salud.
Tal como detalló la cartera sanitaria, el primer caso argentino que se detectó en el Hospital de Niños de la ciudad santafesina corresponde a un “cuadro de hepatitis aguda grave de origen desconocido en un paciente de 8 años”. Cabe consignar que en esta misma semana la Organización Mundial de la Salud registró cerca de 230 casos de una misteriosa hepatitis que afecta a niños en todo el mundo e informó que sigue recibiendo decenas de informes sobre nuevos contagios.
Se indicó que este nuevo tipo de hepatitis produce ictericia, diarrea, vómitos y dolores abdominales que, en algunos casos, han requerido un trasplante de hígado y al menos cuatro niños fallecieron. Se considera que abarca desde recién nacidos hasta unos 16 años de edad y hasta el 1º de mayo pasado la OMS señaló 228 casos en 209 países, mientras que otros 50 están investigándose.
La mayoría de los casos se registran en Europa, sobre todo en el Reino Unido, pero el origen de estas hepatitis sigue siendo un misterio. La OMS precisó que el pasado 5 de abril fue informada de 10 casos de hepatitis aguda severa de origen desconocido en niños de menos de 10 años en el centro de Escocia, y tres días después ya se habían identificado 74 casos en el Reino Unido.
Los especialistas consignaron que los virus comunes de la hepatitis no han sido registrados en ninguno de los casos, tal como lo determinaron el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) y la OMS.
Por su parte, un análisis de estas todavía misteriosas hepatitis en Estados Unidos llevó a las autoridades sanitarias del país a pensar que su origen podría ser un patógeno común llamado adenovirus 41, aunque por ahora esto sigue siendo una hipótesis.
Los adenovirus, que son normalmente banales y provocan problemas respiratorios, conjuntivitis o trastornos digestivos, son más frecuentes en invierno y se transmiten fácilmente por contagio en guarderías infantiles y escuelas.
En este último sentido, la especialista argentina Marta Cohen recomendó ayer una serie de medidas destinadas a evitar los contagios, entre ellos el lavado de manos y otras medidas propias de la higiene preventiva. Cabe señalar que en las últimas jornadas la especialista aseguró que muchos de los chicos afectados “han requerido un trasplante hepático y por el momento no está asociado con la vacunación”, para agregar que “se presume que el brote se debe a un adenovirus”, completó.
Cabe señalar que la patóloga pediátrica, radicada hace casi veinte años en Inglaterra, aludió en junio pasado al coronavirus y advirtió que “la pandemia nos mostró cuán limitada es nuestra existencia si no hacemos algo para mejorar la salud y el ambiente”.
Esta nueva y posible emergencia mundial no debería ser relativizada. Si bien debe coincidirse en que la sociedad y también los sistemas de salud de todas las naciones se encuentran profundamente afectados –y hasta agotados- por la intensidad de una pandemia que lleva más de dos años, ese dato no justifica que puedan bajarse los brazos y mucho menos las básicas defensas sanitarias frente a los riesgos que puedan presentar otras enfermedades.
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