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Pasar el invierno

Sara Alicia Canestri, señala: “No puedo dejar de reconocer todos los beneficios que nos trajo la modernidad. Uno de los tantos es el confort.

Los que tenemos algunos años sabemos, que en la mayoría de las casas de entonces, había estufas a kerosene y a veces, solo una, que se iba trasladando a las habitaciones donde estuvieran los moradores. Por lo general se prendía después de almorzar. Templaba el ambiente donde se cosía, se tejía, se estudiaba, se mateaba, se escuchaba música o se charlaba... Luego se llevaba al comedor, donde se tomaba el te y posteriormente la cena. Su último recorrido era el de los dormitorios. Cambiarse era un calvario

La mayoría de las escuelas tampoco tenían las aulas calentitas. Pero los alumnos iban y se defendian como podían del riguroso invierno. ¿Alguien recuerda los sabañones o eritema pernio (más paquete)? Solo quiero llegar a que me parece una aberración, suspender las clases por el frío .¿No hubo tiempo para acondicionar las escuelas para evitar llegar a esta instancia?.”

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