Carlos Fullone

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Ingeniero con diferentes títulos de posgrados, especializado en técnicas vinculadas a la producción de petróleo y en higiene y seguridad ambiental, con toda una carrera desarrollada en YPF; docente universitario de más de una casa de estudios superiores; y dueño de una calidad humana que le valió la admiración de colegas y amigos, con quienes sostuvo duraderos lazos fraternales, falleció, a los 78 años, Carlos Fernando Fullone.

Nacido el 25 de marzo de 1944 en la ciudad de Buenos Aires, pero platense por adopción, era hijo del inmigrante italiano Carlos Fullone, y de Manuela Vázquez. Cursó los estudios primarios en la Escuela Nº 102, de las calles 7 y 32 -su barrio de la infancia y juventud- y los secundarios en el colegio industrial Albert Thomas.

Se recibió de ingeniero químico en la Universidad Tecnológica Nacional regional La Plata -UTN-, y se especializó en Petróleo en la facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires -UBA-. Ese título lo avaló para desarrollar funciones clave durante largos años en la destilería YPF con sede en Berisso.

Retirado de YPF, de todos modos siguió perfeccionándose: accedió a un magister en Tecnología e Higiene -UNLP- y al título de ingeniero laboral -UTN-.

Fue un enamorado de la actividad docente, a la que se entregó como profesor ordinario y como jefe de Trabajos Prácticos en diferentes cátedras de la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad Tecnológica Nacional. Enseñó con claridad profesional y honestidad intelectual.

Se caracterizó por una formación cristiana profunda y sobre los pilares del amor y el respeto armó junto a María Elvira Bouza y sus hijos María Juliana y Carlos, una hermosa familia, a la cual acompañó siempre en la proyección de los principios morales y religiosos. Se destacó, asimismo, por su permanente presencia en su rol de padre; una de las muestras de ese compromiso afectivo fue su participación activa en la Asociación de Padres de los colegios Sagrado Corazón y Eucarístico.

De personalidad enérgica, tuvo dos grandes pasiones: el Club Universitario, donde jugó al rugby desde muy joven y al que siempre siguió en sus emprendimientos (le brindó una enorme felicidad llevar adelante el proyecto de la tribuna techada, como así también acompañar a las divisiones inferiores en las giras); y Gimnasia y Esgrima La Plata, entidad de la que era socio vitalicio.

 

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