“Callate o te corto la lengua”: brutal amenaza a jubilados en Los Hornos

Dos delincuentes encapuchados y a punta de cuchilla sorprendieron a un hombre de 87 años y a su esposa de 83, en su vivienda de 148 entre 59 y 60. Les sustrajeron cerca de 100.000 pesos, 200 dólares y una escopeta

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Fueron dos horas a puro terror las que padecieron un hombre de 87 años y su mujer, de 83, en plena madrugada de ayer, cuando dos delincuentes encapuchados y munidos de una cuchilla los despertaron en su casa de Los Hornos con claras intenciones delictivas.

Según lo relatado a este diario por una de las víctimas en la puerta de su domicilio de 148 entre 59 y 60, los asaltantes los paralizaron de miedo con crueles amenazas y hasta “pincharon” en la espalda con el arma blanca a la jubilada.

Luego de provocar un gigantesco desorden en toda la vivienda, que incluyó algunos destrozos, les sustrajeron cerca de 100.000 pesos, 200 dólares y una escopeta.

Por el momento, se ignora el paradero de ambos maleantes, a quienes vieron en el barrio escapar en un auto.

DOBLE SUSTO

En la tarde de ayer, parada detrás de la ventana con reja del frente de su casa, Juana Suau (83), con mucha angustia, le contó a EL DIA la odisea que soportaron con su marido por la presencia de esos violentos delincuentes.

“Fue a las 3 de la mañana, cuando con mi esposo estábamos durmiendo. Se metieron a la casa tras doblar una reja del patio trasero”, señaló.

Tras despertarlos, el matrimonio quedó estupefacto al escuchar en tono imperativo a los intrusos exigiéndoles dinero. “Pedían que les demos dólares y que le digamos dónde está la caja fuerte”, contó.

Suau intentó explicarles que no contaban con caja fuerte, pero además buscó persuadirlos: “Somos jubilados que vivimos en una casa a la que hay que hacerle varios arreglos, que postergamos porque cobramos jubilaciones mínimas”.

Sin embargo, el más violento de estos ladrones se ofuscó y le gritó a la mujer “callate o te corto la lengua”, reveló Suau.

No fue el único momento de suma tensión que vivió en particular ella misma. “También pasé muchos nervios cuando nos pidieron nuestras alianzas y a mí no me salía el anillo”, reveló.

El mismo asaltante, entonces, le advirtió al esposo de aquella: “Si no se lo puede sacar, la llevamos al baño y la matamos”.

“Imagínese el susto que nos llevamos, más teniendo en cuenta que ese ladrón estaba muy alterado”, acotó la jubilada.

No pasó por alto mencionar que “ya sólo verlos daba miedo, porque estaban los dos con pasamontañas, barbijo, ropa negra, guantes de cuerina y una cuchilla”.

“Eran jóvenes, pero mayores de edad”, aportó luego.

La jubilada evidenció también la falta de escrúpulos de uno de los asaltantes cuando expuso que “me hizo varios pinchazos en la espalda con la cuchilla”.

Otro momento de zozobra vivido por la pareja de ancianos se dio cuando, en la permanente búsqueda de dinero y otros efectos de valor, “corrieron de lugar el ropero” porque “pensamos con mi esposo que se nos iba a caer arriba nuestro en la cama”.

Y en las dos horas de martirio para los dueños de casa, los delincuentes no dudaron en cometer actos de vandalismo con tal de engrosar su botín.

Al respecto, Suau indicó que “rompieron el taparrollo de la cocina, agujerearon una pared, levantaron parte del piso de nuestra habitación, y hasta tiraron al piso yerba y saquitos de té”.

Pero, en definitiva, se alzaron con “entre 80.000 y 100.000 pesos, 200 dólares que juntamos hace mucho, una escopeta que perteneció a mi suegro y un juego de llaves, lo cual nos obligó a hacer un gasto extra para cambiar las cerraduras de la casa”.

ALGO DE PIEDAD ANTE TANTA MALDAD

En medio de los tormentos físicos y verbales, roturas, desorden y robo, el ladrón más tranquilo se compadeció por instantes con el matrimonio damnificado.

En tal sentido, la jubilada reveló que “en distintos momentos acompañó a mi marido y a mí al baño”. Y cerró con una frase del mismo delincuente: “Nos dijo que nos portemos bien, que conseguían lo que querían y se iban”.

 

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