Una desigualdad estructural
Edición Impresa | 3 de Junio de 2022 | 01:51

Los femicidios y los demás casos de violencia machista que se tratan en el sistema de justicia son solo la parte más explícita. Pero, a la pregunta de “¿y entonces cómo terminamos con la violencia de género?” no se puede responder sólo con la herramienta judicial. Por un lado, porque el poder judicial es también un engranaje de sostenimiento de las relaciones de poder patriarcal. Pero, además, porque sería una respuesta superficial. El origen de la violencia es, sencillamente, la desigualdad estructural entre varones y mujeres en el mundo. Una muestra muy elocuente la trae el último informe de OXFAM (de mayo 2022) sobre el incremento en la concentración de la riqueza durante la pandemia: se concluyó que la brecha salarial de género -cuyo cierre las previsiones anteriores a la pandemia estimaban en 100 años- pasó a 136 años. Es decir, recién en 136 años las mujeres vamos a poder cobrar salarios iguales a los varones. Ni hablar del acceso a la riqueza en sí misma, del cual las mujeres estamos prácticamente excluidas. El mismo informe muestra que los 252 hombres más ricos del mundo poseen un patrimonio mayor que todas las mujeres y niñas de América Latina. Por eso, este 3 de junio no podemos dejar de sostener y reforzar las voces y las acciones de este camino emprendido por los feminismos para la transformación social y cultural, para la igualación de derechos, para la comprensión cabal de la violencia machista, sus orígenes y la dimensión de sus consecuencias.
(*) Titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia Contra las Mujeres del Ministerio Público Fiscal
Mariela Labozzetta *
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