Al borde de una tragedia: lucha y tiros en un local de Tolosa
Edición Impresa | 4 de Junio de 2022 | 04:32

La cuadra de 520 entre 5 y 6 es muy transitada por vehículos y peatones, pero “desde hace dos a tres meses” ya le robaron a casi todos los comercios, según informaron los vecinos a este diario.
Pero el asalto ocurrido en un pet shop de 520 y 6, al momento del cierre en la jornada del jueves, escapó a la generalidad de una situación delictiva convencional.
Es que el matrimonio propietario se trenzó en lucha con el ladrón menor de edad que amenazaba con un arma de fuego, y que gatilló dos veces. Afortunadamente, sólo una bala salió y de milagro no hubo heridos.
Ante la tenaz resistencia que ofreció la pareja, el asaltante escapó junto al cómplice que lo esperaba afuera en una moto, resignando su propósito de robo.
La policía informó más tarde a los comerciantes que los precoces delincuentes, que se aseguró que tienen 11 y 14 años, después cometieron un robo en 4 y 528, aunque sin más precisiones.
Y les comentó, además, que los adolescentes después se refugiaron en el barrio tolosano de El Mercadito.
“¿NECESITÁS ALGO?”
A las 20.10 del jueves, Alicia se disponía a cerrar la tienda de mascotas, mientras que su esposo la esperaba dentro de su camioneta.
Pero, antes que la comerciante pudiera apagar las luces del negocio, una moto con dos menores de edad se estacionó frente al local.
No eran precisamente clientes. Alicia, en la tarde de ayer, se encargó de dejarlo en claro ante EL DIA: “Uno de estos pibes bajó rápido y se metió acá y me pidió enseguida que le entregara ‘la plata grande’ y la cartera, que no quise dársela y forcejeamos”.
Luego, citó que su marido -ajeno a lo que sucedía- “al ver que el que se quedó arriba de la moto miraba en dirección a nuestro local, le preguntó si necesitaba algo”.
Esa consulta incomodó al cómplice de quien estaba intentando robar en el pet shop. Al punto que, reveló Alicia, “enseguida tocó dos veces la bocina de la moto, para enviarle al que estaba conmigo la señal de que se les había complicado los planes”.
Dicha circunstancia, terminó de hacer sospechar que algo extraño sucedía y entró al pet shop para saber por qué demoraba su mujer.
Y al ver que tironeaba de la cartera con el menor, se abalanzó sobre él. Así, se trabaron los tres en lucha. Entonces, sobrevino un instante dramático porque “(el ladrón) gatilló dos veces su arma de fuego y sólo salió uno de los tiros, que impactó dentro del local. Pero temí que pudiera haber baleado a mi marido”.
“DESPUÉS LO DESARMÓ”
En esos inciertos momentos, en pleno forcejeo, “finalmente mi marido logró desarmar a este pibe, que entonces escapó rápido para la calle y huyó con el cómplice en la moto”.
A esa altura, ya se habían modificado sustancialmente los objetivos de ambos motochorros. Ya habían renunciado y privilegiaron darse a la fuga cuanto antes. Y ese objetivo sí lo consiguieron.
“REACCIONÉ POR IMPOTENCIA”
Durante la charla con este diario, Alicia reflexionó, una y otra vez, que su decisión de resistir el robo de la recaudación y de su cartera, bien pudo haberlo pagado con su vida.
“Es cierto que no medí consecuencias en ese momento, pero reaccioné así por impotencia, por bronca de que en segundos llegue un chico y te robe lo que no le pertenece”, explicó razonándolo ya más tranquila.
Cuando este diario llegó a este pet shop, Alicia estaba dialogando con personas propietarias de otros comercios de la cuadra y con algunas vecinas. El tema no era otro que el intento de asalto en su negocio y la inseguridad que viene registrándose últimamente en comercios del lugar.
Una de las comerciantes que dialogaba con Alicia es la dueña de una librería que está justamente al lado del pet shop. Se trata de la mujer que, como lo informó este diario el 18 de febrero último, fue apuñalada en un hombro con una tijera de su local, por uno de los dos ladrones que entraron a robar.
De esa herida pudo recuperarse, pero ayer, al enterarse del asalto de su colega, decidió no abrir la librería a la tarde. “Es comprensible, siente miedo”, reflexionó Alicia.
Y sostuvo que, en su caso, “más que miedo, me da pena por el camino elegido en la vida por estos dos pibes que, me dijo la policía, tienen 11 y 14 años”.
“Pero al mismo tiempo tengo bronca, porque pago todos los impuestos y no vemos que se patrulle como tendría que ser”, finalizó.
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