A la memoria de Federico García Lorca
Edición Impresa | 21 de Agosto de 2022 | 06:29

Por MIGUEL ÁNGEL ABDELNUR
“Trepa apaciblemente -¡oh hiedra!- sobre su tumba; cúbrela en el silencio con tus verdes ramos. Que por todas partes se vea abrirse la tierna rosa. ¡Que la viña cargada de racimos rodee con sus tiernos pámpanos el mausoleo erigido para honrar la memoria del poeta amado de las Gracias y las Musas!”.
Epitafio en la tumba de SÓFOCLES
No hubo tumba ni epitafio para FEDERICO. Fue uno del millón de muertos que provocó la guerra civil española. Y cómo sucedió con la mayoría de las víctimas de esta contienda fratricida, su cuerpo nunca fue hallado. Corriendo el mes de agosto de 1936, un grupo de esbirros franquistas lo encarcelaron sin dar cuenta de los motivos y el lugar de su detención. Vanos resultaron los desesperados esfuerzos de parientes y amigos por ubicarlo y lograr su liberación. El General alzado contra el gobierno republicano, Queipo de Llano, un asesino serial, se apresuró a ordenar su fusilamiento y un pelotón lo concretó en la madrugada del 19 de agosto, en un lugar impreciso de las afueras de Granada, de su amada Granada.
¿Porqué razón -si es que puede hablarse de razón- fue asesinado FEDERICO? La respuesta es muy simple: los poetas son gente peligrosa; aman la libertad por sobre todas las cosas y, lejos de conformarse con disfrutarla para sí, pretenden que gocen de ella todos los miembros de la sociedad; ponen la materia al servicio del espíritu, a los sentimientos por encima de la razón; no se adecuan al orden establecido y viven sin ataduras ni prejuicios; despiertan en nosotros, por medio de sus poemas, el amor y la solidaridad. Para peor, en su osadía, recelan del Poder y desprecian a los autoritarios y a los tiranos.
PRUEBAS AL CANTO
FEDERICO reflejó, fundamentalmente en “Su Romancero Gitano”, el alma y el espíritu de la España popular. Sus versos eran simples y llegaban al corazón sin el recurso de la razón, en un lenguaje dotado de una gracia y riqueza subyugante. Escribió obras de teatro resaltando las virtudes, las miserias y tragedias de su pueblo y logró que fueran representadas en todos los países de habla castellana. Las compañías teatrales de Lola Membrives y Margarita Xirgu se encargaron de ello. También nuestra Argentina las recibió con alegría y aplausos a salas llenas. Aún hoy, y por citar algunas, nos conmueven “Yerma”: la esterilidad y el atraso de un pueblo postergado; “Bodas de sangre”: la tragedia de una pasión incontenible; “Rosita, la soltera”, la espera interminable de un amor imposible; “Mariana Pineda”, la lealtad y el heroísmo de la mujer española; “La Casa de Bernarda Alba”, los prejuicios y las frustraciones de esas mismas mujeres.
Escribió obras de teatro resaltando las virtudes, las miserias y tragedias de su pueblo
Pero FEDERICO no se conformó con ello. Acentuando, aún más si cabe, su extrema peligrosidad, organizó con un grupo de estudiantes una compañía itinerante -la denominó La Barraca- para transmitir, “el mensaje de la cultura a los rincones menos privilegiados del país, con obras de teatro y conciertos, colaborando con los maestros, organizando exposiciones y conferencias sobre arte, abriendo bibliotecas públicas, proyectando películas y, en términos generales, llevando esperanza a comunidades que a veces daban la impresión de vivir todavía en la Edad de Piedra” (IAN GIBSON, “Vida, pasión y muerte de Federico García Lorca”). Imaginemos, por un instante, el espanto de quienes querían imponer la paz de los sepulcros, ante esta irrupción de una muchachada festiva y desprejuiciada, herederos de la vieja Comedia del Arte, recorriendo los caminos polvorientos de la España profunda para despertar el interés por la cultura a campesinos en su mayoría analfabetos.
Los tiranos no iban a seguir soportando este mal ejemplo. Y así, en la oscura madrugada del 19 de agosto de 1936, FEDERICO y su acompañante -un maestro de escuela, tan subversivo como él- afrontaron el pelotón de fusilamiento y el posterior ocultamiento de sus cuerpos.
Por eso no hay tumba y epitafio por FEDERICO. Pero sus victimarios han visto frustrados sus siniestros propósitos, pues lo único que lograron es que neguemos empecinadamente su muerte. Al leer y releer sus poemas -algunos de ellos convertidos, incluso, en letras de hermosas canciones- y al ver y escuchar sus obras de teatro por todos los medios con que hoy contamos, seguimos manteniendo vivo al poeta amado de las letras españolas y rindiendo culto, con devoción pagana, a las Gracias y las Musas.
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