Atrasos de las obras sociales jaquean a colegios

Así lo plantearon en el sector privado de enseñanza especial, donde aseguran que cobran a los 60 ó 90 días cómo mínimo

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La situación económica financiera de las escuelas de educación privada de enseñanza especial es compleja. Tienen que facturar a mes vencido. La mayoría de las obras sociales toman 30 días para auditar las prestaciones y los pagos, de ese modo, pueden estar entre los 60 y 90 días una vez que se inicia el proceso de facturación. La pandemia les dio un golpe casi fatal a muchos de esos establecimientos.

Laura Giorgi, integrante de la comisión directiva de AIEPBA y referente de educación especial de la entidad, se refirió a la situación financiera económica de los establecimientos educativos, e indicó que “es un panorama de riesgo”.

“Estamos trabajando fuertemente respecto a la situación de las escuelas de este sector de la educación, que presenta dificultades en lo financiero y económico como el resto de las instituciones”.

Al mismo tiempo, desde el sector se advirtió sobre las demoras en los pagos de las obras sociales que cubren el servicio que se les presta a los alumnos con diferentes discapacidades.

“Hay bastantes inconvenientes” dijo la dirigente, quien agregó; “las obras sociales nos piden presentar la factura mes vencido. Entra a un sistema que demora por lo menos 30 días para ser auditado y para el pago oscila promedio un atraso entre 60 y 90 días”.

“Contemplando la inflación terminamos perdieron las instituciones, pero los servicios nunca se cortan”, indicó Giorgi.

Entre la Provincia y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) hay unas 150 escuelas privadas de enseñanza especial. Si bien no todas tienen serias dificultades, gran parte afrontó serios riesgos de tener que cerrar las puertas tras la pandemia y las demoras en los pagos de las prestaciones.

Quienes no tienen obra social, según se explicó, deben tramitar una pensión para poder afrontar ese gasto. “En forma particular es muy difícil de afrontar. La dificultad es que hay mucho tiempo de espera y para los chicos y chicas cada minuto que se pierde es terrible por la necesidad que tienen de acceder a la educación”, contó Giorgi.

La situación de las escuelas privadas de enseñanza especial no escapa a la crisis que atravesaron los establecimientos de distintos niveles de enseñanza durante la etapa más compleja de la pandemia.

El sector que más dificultades atravesó fue el de los jardines maternales y jardines de infantes, donde tuvieron que hacer malabares para sobrellevar las dificultades económicas que debieron enfrentar.

Hubo casos de colegios primarios y secundarios, -como ocurrió en el nivel inicial- que tuvieron que reducir algunos servicios para sostenerse en pie, mientras que otros acordaron distintos planes de pago con las familias que tuvieron dificultades para abonar las cuotas, con la finalidad de regularizar la situación.

 

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