Se celebra el Día del Peluquero en todo el país

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Una vez más, como ocurre desde 1940, se celebra hoy en el país el Día del Peluquero.

Entre saludos y reconocimientos a las y los profesionales que acomodan, mejoran y embellecen el aspecto, se cuelan ecos de una historia que se remonta al año 1877. En el marco de un baile realizado en el teatro Coliseo de la ciudad de Buenos Aires al que asistieron 400 personas, se creó la Sociedad de Barberos y Peluqueros. Fue el primer paso institucional de los artistas del cabello.

Luego, cuando ya tenía un buen recorrido el siglo XX, concretamente en 1940, se organizó en Pergamino el Congreso Nacional de Peluqueros y se oficializó el 25 de agosto como el Día del Peluquero.

En la Región hay numerosos locales, grandes y chicos, céntricos y barriales, que se dedican a una de las profesiones más antiguas.

Si bien los tiempos trajeron consigo nuevas figuras, como los estilistas que se mueven en el mundo de modelos y artistas, el tradicional peluquero o peluquera de barrio están presentes, a diario, con las manos hábiles y los consejos para verse mejor.

Todos conviven en el mundo de las tijeras. También aparecieron con los años establecimientos dedicados a la venta de productos, y no sólo para satisfacer lo estético, sino también para atender la salud capilar.

Más atrás en la historia, hay que decir que un 25 de agosto del siglo XIII la Iglesia Católica santificó a Luis IX, rey de Francia entre 1261 y 1270, quien, como gobernante, jerarquizó a su peluquero declarándolo “hombre libre y caballero”.

Según afirman los historiadores, este rey declaraba a su peluquero como “hombre libre”. Este cambio de jerarquía, en una sociedad con marcados rangos estamentales, se traducía como un cambio de estatus muy positivo ya que se dejaba de ser plebeyo. Claro está que este cambio sólo se aplicaba a los peluqueros que servían a la corona. Antiguamente, el peluquero sólo se encargaba de mantener las pelucas, no el cabello natural. Por lo tanto, la contratación de un estilista era un lujo que sólo podía darse la nobleza ya que prácticamente eran los únicos que usaban ese objeto.

Mas allá de lo que ocurrió en aquellos lejanos años, fue en el siglo XVII cuando comenzó a mencionarse a los peluqueros en distintos documentos.

Entonces, no dejaba de considerarse a los barberos, y hasta a los fabricantes de pelucas - moda dominante en la Edad Media - como verdaderos peinadores.

Hoy en día, el sector celebra su día destacando la figura de quien “tiene en sus manos la posibilidad de llevar a la práctica lo que le pide el cliente, pero también de asesorarlo y ayudarlo ante las características de su cabello. Todas particularidades que sólo un profesional puede tener en cuenta”.

 

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