Sufren el asalto número 34 en el Día del Maestro
Edición Impresa | 12 de Septiembre de 2022 | 02:32

Una jornada que se perfilaba como una oportunidad para la reflexión y el análisis de la importante labor que llevan adelante los educadores diariamente quedó eclipsada en la Escuela Nº 25 de Ringuelet por un nuevo hecho de inseguridad.
Se trata del robo número 34, según el triste registro estadístico que llevan sus directivos que ya no saben qué medidas y recaudos tomar para poder hacerle frente a este flagelo que también castiga a otros establecimientos de la Región.
Poco les importó a estos hampones que prácticamente ya no queda casi nada por robar en este edificio ubicado en Centenario y 511. Mucho menos que se tratara del 11 de septiembre, Día del Maestro. Sin piedad por el alumnado, volvieron a atentar contra su derecho a la educación provocando destrozos y llevándose todo cuanto pudieron cargar.
Según reportaron los padres a este diario, en esta oportunidad se robaron 20 paquetes de azúcar.
Al margen del botín que se llevaron, los padres se encuentran preocupados por la oportunidad de aprender que perderán hoy los alumnos debido a que las clases nuevamente fueron suspendidas con el objetivo de reacondicionar las instalaciones para recibir a las decenas de alumnos.
“Estamos desesperados porque tememos que algún día los ladrones ingresen al establecimiento a robar en presencia de los chicos”, expuso una mamá que hoy al mediodía participará de una concentración en la puerta de la escuela para visibilizar la situación que están atravesando.
Los últimos deleznables episodios tuvieron lugar entre el 4 y el 9 de julio. En ese periodo de 5 días se apoderaron de un total de 22 notebooks del plan “Conectar Igualdad” y un teléfono inalámbrico.
El asalto se caracterizó por el desdén con el que actuaron los malvivientes ya que provocaron “inexplicables destrozos “que demuestran un total desprecio por el bien público y que sólo pueden ubicarse en el estrato de los actos irracionales.
Según denunció la directora del establecimiento en ese momento, los sujetos la emprendieron con las plantas cultivadas por alumnos, documentación y los vidrios de las aulas. Pero lo que más desencajó a las autoridades fue lo que hicieron con los matafuegos. Su sed de vandalismo los condujo a abrir las válvulas de estos artefactos y esparcir de forma liberada su contenido.
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