VIDEO. El secreto de otra abuela platense que dejó atrás los cien años y sigue de festejo
Edición Impresa | 16 de Septiembre de 2022 | 03:50

Lía Raquel Maestri de Bibiloni nació el 14 de septiembre de 1919. Este miércoles cumplió 103 años y lo festejó con toda la familia, que incluye a hijos, nietos y bisnietos, entre la larga lista de parientes.
Como es fanática del bingo, otra vez sacaron los cartones y el bolillero. Según contaron en la familia, no le fue mal, volvió a ganar en algunas rondas que se jugaron entre tortas y sándwiches.
La mujer, “fanática también de Estudiantes”, recibió a este diario en su casa, en pleno centro de la Ciudad.
“Estaban los grandes y los chiquitos vinieron más tarde. Aguanté hasta las 12, porque me acuesto temprano, pero lo pasé muy bien”, repasó sobre la noche agitada.
Televisión y Estudiantes
La televisión y los partidos del Pincha forman parte del entretenimiento en días en los que ya no necesita del reloj. “Las novelas y los partidos”, son sus favoritos en la programación. Evita otras formas de actualidad: “Las noticias son las mismas y no son agradables. Todos son robos, asesinatos”, analizó en la charla.
Lejos quedaron las labores como docente, antes de casarse y en la casa familiar, donde crió a cuatro hijos. De aquellos años también recuerda sus viajes.
Esos periplos turísticos, más la actividad física que siempre desarrolló y en particular, el yoga que practicó “durante treinta años”, selecciona como claves para la longevidad que hoy exhibe “sin dolores”.
También recomendó comer poco y sano. Contó que alguna vez debió cuidarse con los dulces, pero últimamente se da todos los gustos.
“Ahora, como de todo. Con sal, caramelos. No sé por qué”, se preguntó sobre la tolerancia a los alimentos con los cuales se recomienda cuidado en los consultorios.
Prueba de eso, la mesa de la celebración fue generosa y también hubo brindis. Entre los regalos, se la pudo ver junto a una caja de bombones de chocolate.
Con más de un siglo y mucho recorrido, afirmó que se siente a gusto mirando hacia atrás. Nada de pendientes: “Creo que no. Viajé mucho y después estaba bien acá, en mi casa. He tejido mucho. He ido a aprender y salí mucho”, dijo Lía e insistió con su experiencia con el yoga, que recién dejó en los últimos años.
En suma, se siente una mujer “feliz porque no me duele nada”. El talante se podía advertir en la charla y la disposición al intercambio con otras personas.
En la tarde de ayer y luego de una noche de festejo se preparó para la charla con el maquillaje, un detalle del que se ocupa personalmente todos los días, según comentó.
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