Hacia un sistema de protección social equitativo y sustentable
Edición Impresa | 18 de Septiembre de 2022 | 03:31

Silvia Gascón
Presidente de la Red Mayor
El envejecimiento poblacional y el aumento de la expectativa de vida constituyen sin lugar a dudas un éxito de la sociedad.
Cada vez hay más personas que envejecen y cada vez son más las que lo hacen de manera saludable. Los cuatro pilares para ello son contar con un ingreso digno, acceso a sistemas de salud integrales y cuidados de largo plazo, oportunidades de participación social y de seguir aprendiendo y contar con entornos amigables.
Pese a que Argentina tiene un sistema de cobertura previsional y de salud prácticamente universal, los haberes jubilatorios, así como el acceso a los servicios socio-sanitarios no alcanzan a cubrir necesidades y expectativas. Si bien se han realizado importantes transformaciones para facilitar que más personas accedan a jubilaciones, que progresivamente se han aumentado las jubilaciones mínimas, lo cierto es que la inflación, la informalidad y el privilegio de unos pocos, han generado un sistema profundamente desigual y ha dejado una importante proporción de la población mayor en situación de pobreza .
Es necesario insistir que no es la vejez lo que condiciona la pobreza sino las políticas económicas, entre las cuales las de seguridad social, particularmente las de empleo y jubilaciones o pensiones, ocupan un lugar preponderante.
La pobreza no es sólo carencia de ingresos para cubrir una canasta básica, la pobreza trae asociadas carencias de oportunidades a lo largo de toda la vida, que se transmiten entre generaciones y que cristalizan en la edad mayor.
De hecho la principal conclusión del estudio es que el nivel socioeconómico y el nivel educativo alcanzado determinan el bienestar en la vejez.
Es inaceptable que hoy en Argentina 1 de cada 4 personas mayores, se encuentra en situación de pobreza, Y que el doble de los niños, niñas y adolescentes menores de 18 años se encuentran en esta situación.
Difícil decisión para quienes son los responsables de distribuir los recursos.
Pero lo que no cabe duda es que no es distribuyendo mejor entre pobres, como se logra una sociedad más justa. Es necesario actuar sobre las causas que producen estas desigualdades, para que desde el inicio de la vida las oportunidades sean iguales y que el final se sostenga con igualdad de derechos y dignidad.
Lo cierto es que muchas personas deben afrontar el doble desafío de envejecer en situación de pobreza. Las personas mayores en esta situación suelen sentirse excluídas del sistema social y sienten miedo. Miedo a enfermarse, porque no tienen seguro de salud, miedo a la soledad porque no cuentan con redes de contención familiar o social, miedo al hambre y la desprotección porque no tienen acceso a un ingreso mínimo o a una vivienda digna, miedo a la dependencia, porque no habrá quien se ocupe de ellos.
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