La producción en jaque: advierten por efectos de la presión urbana sobre el cordón hortícola

Los campos dedicados a las verduras, flores y frutas características de la Región se orientan a viviendas. La ciudad extendida y sus perjuicios en la gestión de los servicios

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El cordón verde que bordea desde la periferia el casco platense, expresión de la intensa actividad flori fruti hortícola que históricamente caracterizó a la Región, se va desdibujando del paisaje habitual con el avance de loteos, proyectos constructivos por extensión y asentamientos informales que “corren” la tradicional labor de los quinteros hacia los distritos linderos de la Ciudad. Coinciden en ese diagnóstico, que habla de una “invasión” de las zonas productivas, las mismas familias dedicadas al trabajo en la tierra y especialistas en urbanismo que advierten, además, sobre las consecuencias de semejante falta de planificación, ya que esos nuevos sectores residenciales -legales e ilegales- crecen sin tener en cuenta las dificultades que acarrean la carencia de servicios y la lejanía, sin transporte público adecuado, para las personas que deben ir a trabajar, estudiar o atenderse en un consultorio médico del Centro.

Dicho en reiteradas oportunidades por productores hortícolas radicados en la zona sudoeste platense desde los años `90, la actividad rural, motor de gran parte de la economía regional, se ha ido mudando debido a la escasez de parcelas disponibles para alquilar, pues los propietarios de las tierras se vuelcan desde hace un tiempo, seducidos por la demanda de lotes para la construcción, a vender.

El reclamo de los quinteros y medieros apunta a la necesidad, según vienen señalando, de “una zonificación que le otorgue verdadera importancia a la producción hortícola”.

Desde 2013, año que señala un hito en la Ciudad por la inundación, trabaja el Centro de Investigación Urbanas y Territoriales (CIUT) en el riesgo hídrico de la Región. El centro de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNLP estudia, con ese objetivo, el crecimiento por extensión en la Ciudad durante los últimos años.

De acuerdo con los datos reunidos por los arquitectos Juan Carlos Etulain y Guido Barbero, a cargo de esa línea de análisis, en una década (2006-2016), el Gran La Plata creció 33,84 kilómetros cuadrados la ocupación urbana, bastante por encima del total de superficie del casco urbano, que llega a los 25 kilómetros cuadrados.

Dentro de esa expansión, el 97 por ciento pertenece al sector residencial y, a la vez, en dicha zona ocupada por viviendas, el 48 por ciento son urbanizaciones formales; el 13 por ciento asentamientos ilegales; el 36 por ciento, barrios cerrados; el 2 por ciento, establecimientos industriales; y el 1 por ciento, equipamiento (escuelas, centros de salud etc.).

Asimismo, un informe producido por el CIUT, da cuenta de que entre 2013 y 2022 la mancha urbana se extendió otros 14,67 kilómetros cuadrados, lo que significa, en suma, un desarrollo equivalente a casi un casco urbano y medio platenses (33,15 kilómetros cuadrados).

Toda esta expansión se ha dado en los sectores de producción hortícola por excelencia: el sudeste de la Ciudad (Sicardi, Villa Garibaldi y Arana), que experimentó la transformación de áreas dedicadas a la actividad agrícola en tierras ocupadas por viviendas, fundamentalmente a partir de los créditos del Procrear, con una explosión de familias que eligieron la zona para asentarse; el eje noroeste (Gonnet, Gorina, City Bell y Villa Elisa), llamado “corredor de modernidad”, pues en esa zona se vienen instalando vecinos que trabajan en la capital federal y desde allí disponen de la cercanía para la conexión con esa ciudad, tanto de la Autopista como del ferrocarril; y el sudoeste (El Peligro, Abasto, Olmos y Etcheverry), donde también supo haber numerosos invernáculos que de a poco van desapareciendo.

Según un estudio universitario, en el crecimiento urbano se destaca la informalidad

“El eje del sudeste es donde se advierte el mayor desplazamiento de los sectores de quintas, que se van corriendo hacia Arana -puntualizó Etulain, subdirector del centro universitario-. El corredor productivo se estructura sobre la ruta provincial 36. Antes, la mancha verde iba desde la avenida 44 hacia el lado de Buenos Aires; en cambio, ahora, se extiende desde la mencionada avenida hacia Pipinas”, dijo.

Dentro del crecimiento urbano horizontal en la periferia de la Ciudad se destaca cada vez más la informalidad, según se desprende de los estudios realizados por el CIUT. Remarcó, en ese sentido, Etulain, que desde 2015 hasta ahora creció esa modalidad habitacional un 115 por ciento.

“En el Gran La Plata, según el Renabap (Registro Nacional de Barrios Populares) hay 20.000 personas en 242 asentamientos informales y 15.000 en 205 del partido de La Plata. La gran mayoría se ubicaron en terrenos inundables, cercanos a los arroyos. En definitiva, no aptos para habitarlos”, detalló el arquitecto y doctor en Urbanismo.

Los productores reclaman una planificación que tome en cuenta la actividad hortícola

Uno de los principales problemas en los que deriva la falta de planeamiento urbano gira en torno a los anegamientos, pues esa clase de ocupaciones impermeabilizan los suelos. Etulain alertó en ese sentido: “Si llega a ocurrir otra inundación como la de 2013, la situación va a ser mucho más grave”, dijo.

La zona que más comprometida se ve por la cantidad de asentamientos informales, es, según el relevamiento del centro de investigación de la FAU, la comprendida entre las calles 155, 143, 80 y 520. Otra área del partido afectada por esta problemática es la cuenca del arroyo Maldonado que presenta la mayor cantidad de suelo usurpado estructurado en torno a la avenida 90.

Barrios sin servicios

Una de las más graves consecuencias del desmadre que implican estas extensiones horizontales, como se dijo, se encuentra en el aislamiento de barrios enteros, muy alejados de los centros urbanos y casi sin servicios. “El crecimiento por extensión genera la ocupación del suelo antes de que exista la infraestructura, entonces no tienen agua, cloacas, transporte ni pavimento y lo único que llega es la red eléctrica”, subrayó el urbanista al tiempo que resaltó que la doble desventaja de esa clase de desarrollos urbanos: “Por un lado, se va ocupando suelo rural productivo con suelo urbano, sin urbanizar, y por otra parte, eso hace que se produzcan inconvenientes a la gestión de la Ciudad para abastecer servicios de infraestructura y realizar el mantenimiento del área urbana”. Entre otros, está el encarecimiento de las estructuras extendidas de cables, caños, calles o líneas de micros.

Lo cierto es que hay una realidad que se plantea desde el mismo seno de los productores y es que las familias quinteras, a raíz del corrimiento de la mancha urbana, se han ido desplazando de los núcleos productivos platenses históricos hacia San Vicente, la ruta 34 y más lejos. Incluso, Olavarría. En algunos casos, según afirmaron, en muchos casos, no obstante la mudanza, las tierras no son del todo buenas para los ciclos de siembra y cosecha.

La actividad rural se ha ido mudando por la escasez de parcelas disponibles para alquilar

El reclamo de los productores pasa por que “se resuelva una zonificación en la que se le dé la importancia que merece la producción hortícola; eso es algo que está pendiente. Si bien son interesantes económicamente los loteos para urbanizar, también tendría que haber incentivos para aquel que tiene la tierra y la quiera alquilar; algún tipo de exención impositiva que estimule a que se mantenga la zona de producción, porque hay que alimentar a la población”.

Conflicto por el agua

Otro de los conflictos que pone a los productores en el centro de la discusión tiene que ver con una iniciativa de ordenanza impulsada por el oficialismo en el Concejo Deliberante. Como lo reflejó este diario en ediciones anteriores, se apunta con el proyecto a prohibir perforaciones para el riego en las zonas productivas de la Ciudad. La presentación busca, según se explicó, “proteger el acuífero Puelche”.

Se sostiene que esa napa es la única en la Región libre de contaminación; pero tanto los productores como la oposición en el legislativo local sostienen que de aprobarse perjudicaría al sector hortícola. Sobre todo, para el mantenimiento de los invernaderos, una modalidad de cultivo que avanzó con fuerza en la Región.

Otra tensión entre la actividad productiva de la tierra y las necesidades poblacionales se hizo visible semanas atrás, cuando vecinos del barrio “El Toboso” (39 y 214) terminaron con un malestar físico que atribuyeron a una intoxicación por agroquímicos. En la emergencia, algunas familias decidieron dejar su casa.

 

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