Los datos de la pobreza reflotaron la interna en el kirchnerismo

El tuit de Cristina Kirchner y la respuesta de Gabriel Rubinstein dejaron en claro la tensión que hay en el oficialismo

Los datos de la pobreza que el INDEC informó el miércoles hizo salir a la superficie una interna que nunca había desaparecido, pero que se había mantenido de manera subyacente debido los duros indicadores económicos.

Habían pasado unos minutos desde que se conociera una leve baja de la pobreza y un aumento de la indigencia cuando la vicepresidenta Cristina Kirchner volvió a hacer uso de las redes sociales para comenzar a marcar el terreno. Otra vez. Como cuando el ministro de Economía era Martín Guzmán. Pero ahora el destinatario era Sergio Massa.

Comenzó suave, reconociendo la labor que el Palacio de Hacienda viene haciendo. Pero enseguida fue al punto: "las empresas han aumentado muy fuerte sus márgenes de rentabilidad". Eso requería de parte del Palacio de Hacienda "una política de intervención más precisa y efectiva en el sector", y también "diseñar un instrumento que refuerce la seguridad alimentaria en materia de indigencia".

Este posicionamiento de Cristina no sólo lleva implícito un direccionamiento respecto de lo que hay que hacer, sino también marca que a Massa se le acortan los plazos para comenzar a mostrar resultados. Clave para que la Vicepresidenta continúe avalando su permanencia allí donde en rigor pocos lo querían.

Y contó con el respaldo del gobernador Axel Kicillof, quien señaló que "hay resultados mixtos, porque la economía crece, el desempleo cae, pero se deteriora la distribución: los ingresos de los trabajadores y sectores populares van perdiendo contra la inflación". También pidió "poner un límite a los aumentos de precios de los sectores que han ganado mucho", en consonancia con lo señalado por Cristina sobre los márgenes de rentabilidad de las empresas.

La respuesta no se hizo esperar. Llegó, pero no de Massa sino del viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, por quien el líder del Frente Renovador hizo mucho para que finalmente desembarcara en el cargo.

A través de un hilo de Twitter, el secretario de Programación Económica puntualiza que hasta que no se logre unificar el mercado de cambios, la economía seguirá desordenada y las empresas tendrán ganancias "más altas que las normales".

"Hasta que no logremos la unificación cambiaria, habrá cierto desorden y márgenes empresariales más altos que los normales. Pero unificar el mercado de cambios, sin robusto superávit fiscal primario, y casi sin Reservas, luce demasiado riesgoso. El norte (tres años) debería ser ese", sostuvo esta mañana el viceministro de Economía.

A su criterio, "la culpa del desorden cambiario, las altísimas brechas, la obligación a financiarse a 180 días para importar, cupos, etc., etc., no la tienen las empresas. Aunque haya abusos normativos y corrupción. Es nuestra responsabilidad (Gobierno) que todo esto mejore".

"Desde el Gobierno, actuaremos para mejorar el sistema cambiario, cuyo desorden facilitó suba de márgenes brutos empresariales exageradamente, y sobre los factores de inercia", enfatizó.

Rubinstein consideró además que "lo antes que podamos deberíamos volver a la macro de 2003-2005: superávit primario del 3% del PBI. Por ende superávit externo del 2% PBI. Dólar único. Inflación del 5% anual (sin controles de precios). Tasa Lebac (Leliq) 6% anual. US$ 40.000 millones de reservas netas".

Por otra parte, el funcionario estimó que el "exceso de demanda agregada que provoca el déficit fiscal seguirá impulsando una alta inflación. Actuando sobre la inercia, y sobre márgenes (bajando brecha cambiaria, acuerdos y otras acciones), podremos bajar el IPC del 90% al 60%. Sólo un primer paso".

"Y si el Congreso mejorase el Presupuesto, eliminando el déficit fiscal primario, nos brindaría una gran herramienta para podamos volver a obtener una inflación normal, del orden 10% anual, en menos tiempo de lo que casi todos creen", garantizó.

Para Rubinstein, "atacando inercia inflacionaria y procurando una razonable caída de márgenes empresariales, podremos lograr que la inflación real se acerque a la 'teórica'".

El número dos del Palacio de Hacienda consideró que la meta del 60% de inflación anual para 2023, que contempla el Presupuesto Nacional, "es realista". También dijo que el "impulso monetario de origen fiscal", sería compatible con una inflación del 40% anual (3% mensual).

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