La Ciudad ante desafíos urbanísticos que deben ser enfrentados
Edición Impresa | 5 de Septiembre de 2022 | 02:40

Un informe publicado ayer en este diario reflejó las distintas tendencias mundiales que apuntan a cambiar las rutinas cotidianas, especialmente en lo que se refiere al traslado de personas de un punto a otro, que ahora se pueden sintetizar en la consigna de “dejar el auto en casa” y que apuntan a buscar otros medios más saludables para desplazarse. Los estudios realizados demuestran que ese hábito no sólo puede ayudar a la salud de las personas, sino a generar un círculo virtuoso que colabore con la calidad de vida del planeta.
Tal como se señaló, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 91 por ciento de la población vive en lugares donde la calidad del aire supera los límites de contaminación que dicha organización recomienda en sus directrices.
Esta contaminación y la exposición humana a los contaminantes está relacionados con nuestro modelo de movilidad actual, que es un gran emisor de CO2, y con el transporte, sobre todo por ruta, que produce cerca de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, según los datos que maneja la compañía especializada en servicios de salud y bienestar Sanitas.
En ese contexto, se ha dicho que tanto el empleo de la bicicleta, un transporte sostenible y saludable, como el desplazamiento a pie, repercuten positivamente en el medioambiente y en nuestra salud al mejorar la calidad del aire que respiramos, hacer frente al sedentarismo y fomentar unos buenos hábitos de vida. También existen otras alternativas de movilidad sostenible como el uso del monopatín eléctrico, asegura la directora de Sostenibilidad y Relaciones Institucionales de Sanitas.
Según las recomendaciones de la OMS es necesario dedicar como mínimo 150 minutos (dos horas y media) semanales a practicar una actividad física aeróbica de intensidad moderada, aunque si es posible recomienda subir ese lapso al doble, a 300 minutos (5 horas) por semana, informa Sanitas.
Se ha hablado en esta columna en numerosas oportunidades sobre la conveniencia de adoptar cuanto antes a los motores eléctricos como impulsores de los servicios de transporte de pasajeros, entre otra de las múltiples adecuaciones que muchos países y ciudades del mundo vinieron adoptando en las últimas décadas.
Asimismo haría falta profundizar también en nuestro país diseños urbanísticos que faciliten un empleo más seguro de las bicicletas y ahora de los monopatines eléctricos cuyas cantidades, seguramente, aumentarán en forma exponencial en el futuro. Un caso concreto que merecería mayor estudio en nuestra zona tiene que ver con el empleo del camino Centenario por numerosos ciclistas, que comparten con los automóviles al menos el carril más cercano a las banquinas en las manos de ida y regreso a la Ciudad. Se trata, sin duda, de una convivencia especialmente peligrosa para quienes usan bicicletas.
Al mismo tiempo, debieran también ampliarse los lugares y paseos que permitan los peatones caminar a salvo de los peligros de un tránsito automotor cercano.
Se habla en todos estos casos -y para los muchos más que deban preverse- de desafíos que están pendientes para una ciudad que, como La Plata, nació con espíritu vanguardista.
Estar a la altura de los tiempos presentes y venideros constituye un deber urbanístico que en forma insoslayable nuestra ciudad debe cumplir.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE