Mafia “inoxidable”: caen algunos capos, pero resiste

La captura de Matteo Messina Denaro, después de 30 años de eludir a la justicia, fue un golpe para la Cosa Nostra. Pero la organización criminal está lejos de desaparecer

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El largo historial de Matteo Messina Denaro como asesino -los mafiosos renegados decían que se jactaba de haber cometido tantos homicidios como para llenar un cementerio- pulió considerablemente sus credenciales entre sus colegas como jefe importante de la mafia siciliana.

Después de 30 años de eludir la justicia mientras seguía dirigiendo gran parte de los asuntos de la mafia, fue detenido el lunes en una clínica de Palermo, donde el mafioso condenado estaba recibiendo quimioterapia ya que padece cáncer. Aunque fue trasladado a una prisión de máxima seguridad en Italia, no se espera que su captura suponga la desaparición de la Cosa Nostra, gracias a las raíces y normas más que centenarias de esta organización criminal.

“No podemos saber lo que sucederá en detalle” sobre el futuro de la mafia, admitió la fiscal general de Palermo, Lia Sava, en declaraciones a la radio estatal Rai.

A REINVENTARSE

“Pero una cosa es segura. La Cosa Nostra se compone de reglas en las que se ha apoyado durante 150 años, por lo que ciertamente pondrá en marcha esas reglas para reparar el daño y así crear la nueva estructura de liderazgo necesaria después del arresto”, agregó Sava.

Aunque Messina Denaro ejerció una gran influencia en la mafia, durante décadas la Cosa Nostra ha carecido de un capo supremo, aseguran los detectives.

La figura casi mítica de un “jefe de jefes” terminó en 1993, con la detención en un escondite en Palermo de Salvatore “Toto” Riina, quien fue el principal fugitivo de la justicia italiana durante 23 años.

Según el testimonio brindado durante el juicio que condujo a su condena por muchos asesinatos, incluidos los atentados con bombas de 1992 que mataron a los dos principales jueces antimafia de Italia (Falcone y Borsellino), Riina estaba a cargo de la “comisión” de la Cosa Nostra que dirigía negocios ilícitos y fue quien diseñó una estrategia de represalia mortífera contra el Estado por su campaña de represión a la mafia.

“Después de Riina, nunca hubo un jefe absoluto”, declaró el fiscal jefe de Roma, Francesco Lo Voi, quien asumió su cargo el año pasado después de servir como fiscal jefe de Palermo, ayudando a coordinar la búsqueda de Messina Denaro.

Incluso si aún existiera la figura del “capo di capi”, Messina Denaro no habría calificado porque provino de Castelvetrano, en el extremo occidental de Sicilia, no de Palermo o sus alrededores, recalcó Lo Voi, citando las reglas de la Cosa Nostra.

Aun así, Messina Denaro, hijo de un capo criminal, “era uno de los jefes más importantes y (él) tenía vínculos con otros grupos criminales en Italia y en el extranjero’’, agregó Lo Voi.

Otro factor que impulsó el prestigio de Messina Denaro fue su negro historial como jefe de un clan de asesinos que dominaba una gran parte del oeste de Sicilia, afirmó Lo Voi.

Un avión militar transportó a Messina Denaro el martes a una prisión de máxima seguridad en L’Aquila, en las montañas centrales de los Apeninos, donde las estrictas reglas para los principales jefes de la delincuencia organizada que no cooperan con las autoridades incluyen privilegios muy limitados de visitantes.

Ayer se encontró otro búnker del mafioso en Sicilia, escondido tras un armario de puestas corredizas, donde habría documentos vinculados a sus ilícitos. El martes, en su casa, sólo se habían hallado perfumes caros, relojes lujosos y ropa de marca.

Sin embargo, tras el arresto de Messina Denaro, es seguro que la Cosa Nostra ya está viendo cómo rearmarse para seguir penetrando el tejido social y económico de Italia, dicen expertos. Junto a la ‘Ndranghetta (mafia calabresa) se reparten el negocio de las drogas, incluida la cocaína, las drogas ilegales sintéticas y la heroína. Con el narcotráfico, “las ganancias son enormes y la actividad es menos peligrosa que la extorsión’’, remarcó el fiscal Lo Voi.

Presionar a las empresas locales para que paguen dinero mensual de extorsión a los clanes del crimen, conocido como “pizzo”, ha sido desde hace mucho un pilar de la actividad de la Cosa Nostra. Sin embargo, hace unos 15 años, grupos de jóvenes se rebelaron en Palermo contra la práctica de sus mayores y alentaron a las empresas a denunciar a los extorsionadores ante las autoridades en lugar de seguir pagándoles.

En la Cosa Nostra, la figura del “jefe de jefes” terminó en 1993, con la captura de “Toto” Riina

 

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