Ismael Serrano: “Con el paso del tiempo se canta con otra gravedad”

El cantautor español gira por el país presentando “La canción de nuestra vida”, un disco que le permitió reconciliarse con el paso de los años al entender que “el tiempo no conlleva solo una renuncia, sino todo lo contrario: te permite vivir experiencias”

Edición Impresa

Ismael Serrano le planta bandera a los “mandatos de un modelo de sociedad que fiscaliza nuestro tiempo” en “La canción de nuestra vida”, su nuevo y elogiado disco, una oda celebratoria a la posibilidad de envejecer con la que está girando por el país.

Al filo de los 50, habiendo cambiado hace rato barras de trago por extensísimas sobremesas de varias rondas de café, el cantautor español aseguró que su nuevo material es “un empeño por reconciliarme con el paso del tiempo, por entender que el paso del tiempo no conlleva solo una renuncia, sino todo lo contrario, que te permite vivir experiencias”.

 

“El disco celebra que el tiempo pasa y seguimos añadiendo estrofas a la canción de nuestra vida”

 

En un alto del tour que arrancó el fin de semana pasado en Córdoba y que lo tendrá el martes y miércoles próximo en el Coliseo Podestá, el trovador dialogó con EL DIA sobre la gira y cómo encontró a la Argentina en su nuevo regreso al país, además de referirse al disco lanzado el mes pasado y que incluye composiciones originales, una prestada de su propio cancionero y otras de colegas, como Juan Luis Guerra y Fito Páez, a las que decidió desvestir entre susurros y poesía.

-Para un cantautor, agarrar la guitarra y salir de viaje es lo normal, lo que has hecho toda tu vida. Pero, más allá del encuentro con el público, ¿disfrutás de los lugares que visitás?

-Esa sensación de viaje permanente creo que es inherente al oficio de cantautor pero no siempre tienes toda la calma que te gustaría para poder saborear la ciudad o el lugar en el que estás. Yo tengo la suerte de trabajar con un equipo que es como mi familia. Entonces, nos tomamos nuestro tiempo para comer y a veces incluso pasear en la medida que podemos. La noche ya no la vivimos como antes, es verdad, ahora hemos cambiado la barra de los bares por las sobremesas, los restaurantes, porque a mí me gusta mucho la conversación y la disfruto mucho, pero aparte porque la resaca yo no las aguanto como antaño (risas).

Es verdad, por otro lado, que también extraño mucho a mis hijos. Mi hija tiene ya una edad, nueve años, donde es muy consciente de mis ausencias y las padece como yo. Entonces es más difícil y tienes que emplear tu tiempo en charlar. Por suerte las tecnologías te permiten ahora hacer videollamadas y demás, pero se acusan las ausencias.

-Son muchos años de visitas a nuestro país, un país que te es muy cercano porque acá, además de amigos, tenés familia. Pero, como extranjero, ¿cuál es tu mirada sobre la Argentina que encontraste en este nuevo regreso?

-Bueno, lo que pasa es que lo que ocurre aquí en Argentina es un fenómeno global. Ese punto de incertidumbre y la aparición de nuevos actores políticos de corte reaccionario, ultraderechista y tal, es un fenómeno que también es emergente en España, en gran parte de Europa. Entonces esa espectacularización del debate político que pierde contenido, por así decirlo, porque se deja de llevar más por la sentimentalización del discurso abandonando la racionalización que debería tener un debate político, es algo que venimos padeciendo. Entonces, yo lo veo con susto también porque las elecciones están ahí y la posibilidad de retroceder en derechos y libertades es una realidad que está ahí.

También, lo veo haciéndome preguntas que yo creo que se deberían hacer sobre todo los políticos, que es por qué hay una gran parte de la sociedad que siente ese desafecto hacia las instituciones, hacia la política convencional, hacia los gobiernos de uno u otro color. O sea, deberíamos preguntarnos cómo hemos llegado a este punto. Evidentemente, esa desafección y esa frustración, incluso de gente muy joven, que ve que su futuro es muy oscuro, debería hacernos reflexionar (...) Deberíamos preguntarnos cómo hemos llegado a este punto, porque creo que aún estamos a tiempo de evitar ese retroceso en cuanto a libertades y derechos, que yo creo que son la amenaza palpable.

-Estás presentando tu nuevo disco, “La canción de nuestra vida”, un álbum celebratorio de la vida y del paso del tiempo. Una seguidora escribió algo muy bonito, dijo que lo elegía por sobre los demás porque la hacía sentir que habían envejecido juntos. ¿Sentís que es así?

-Es que este disco pretende celebrar ese hecho, el hecho de que el tiempo pasa y seguimos añadiendo estrofas a la canción de nuestra vida. Yo creo que todo artista tiene un conflicto con el paso del tiempo y, de hecho, el arte surge fundamentalmente para combatirlo, para perpetuar en el tiempo experiencias y sentimientos que pueden ser condenados al olvido porque el paso del tiempo así lo exige. Yo creo que este disco es un empeño por reconciliarme con el paso del tiempo, por entender que el paso del tiempo no conlleva solo una renuncia, sino todo lo contrario, que te permite vivir experiencias. Y esa sensación de que estamos creciendo juntos, que estamos envejeciendo juntos, hay que celebrarla. Esto es como cuando a Michael Caine le preguntaban si le molesta cumplir años y él respondía que lo que le molestaba mucho más la alternativa de no cumplirnos. Yo estoy en ese proceso, y con eso no quiero decir que me lleve fenomenal con el paso del tiempo. Creo que este disco busca ser terapéutico en lo personal, para mí, en ese sentido: celebremos que aún nos quedan muchas cosas por vivir, que el paso del tiempo nos brinda la oportunidad de tener experiencias en común, que nos va a enriquecer. Reivindiquemos un tiempo para nosotros. Terminemos con los mandatos de un modelo de sociedad que fiscaliza nuestro tiempo, nuestros cuerpos, nuestros sentimientos. Yo creo que ese es el mensaje que sobrevuela un poco en todo el disco.

-El disco tiene algunas perlitas como una nueva versión de “Un muerto encierras”, una canción del 97 a la que volviste a echar mano. ¿Por qué?

-Volví a esa canción, primero, porque me gusta mucho y porque creo que no le prestamos la atención que realmente merecía en su momento. Y sobre todo también porque creo que pasado el tiempo se canta desde otro lugar. Es una canción que habla sobre el miedo a abandonar una relación, como a veces movido por el miedo te dejas llevar y por miedo a la soledad, por miedo al cambio, por lo que sea, te dejas arrastrar por la rutina. Y creo que yo la he cantado con 20 años un poco intuyendo lo que era algo así, pero digamos que con 20 años ni esos miedos son tantos ni las experiencias que llevan a ese lugar. Yo creo que con el paso del tiempo se canta con otra gravedad y se canta con más conocimiento de causa porque la vida te ha hecho tener múltiples experiencias en ese sentido.

 

“Terminemos con los mandatos de un modelo de sociedad que fiscaliza nuestro tiempo y nuestros cuerpos”

 

-Había escuchado muchas veces el clásico de Juan Luis Guerra, “Burbujas de amor”, pero nunca le había prestado atención a la letra hasta que te escuché susurrarla. ¿Qué te llevó a incluirla en este disco?

-Pues uno de los motivos fue ese, porque creo que tiene un vuelo poético que se tiene a veces en la sensualidad a la que invita la bachata. Es un temazo bajo todo concepto y tiene ese punto que tiene que ver con la sensualidad, pero sobre esa superficie hay una cierta hondura que yo creo que me apetecía rescatarla. Y sobre todo también me parecía divertida una canción que es bailable y que pertenece a otro género y demás y me apetecía llevarla hacia mi territorio, hacerla más íntima, más cercana, más susurrada para que se atendiese lo que se estaba diciendo. Que no solo la canción original invita al cuerpo a celebrar esa sensualidad, yo quería invitar al oído también a través de una versión un poco diferente.

- También decidiste versionar “Un vestido y un amor” de Fito a 30 años de su lanzamiento en “El amor después del amor”...

-La verdad es que ahí no tengo muchos más argumentos. Es una canción que me gusta mucho y me quería dar el gusto de cantarla. Dentro del concepto del disco, que es un disco muy acústico, me apetecía hacer una versión muy sencilla, piano y voz, y recrearme en ella, traerla a mi territorio. Evidentemente la original es inigualable porque además es icónica y está en el imaginario de todo el mundo, entonces me apetecía hacer una llevada hacia mi forma de expresarme, mi forma de cantar y hacerla lo más sencilla posible. Es un regalo que me he hecho a mí, sobre todo (risas).

- ¿Y Fito te dio alguna devolución?

- No, y me aterra que la oiga, la verdad (risas).

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE