¡Menos mal que enfrentó a los suplentes!, el juego Pincha no tuvo virtudes ofensivas
Edición Impresa | 29 de Octubre de 2023 | 03:04

Por MARTIN MENDINUETA
Mientras todo Boca jugaba con la mente puesta en la gran cita ante Fluminense, donde buscará conquistar su séptima Copa Libertadores de América, Estudiantes, enfocado únicamente en elevar su rendimiento y en recuperar la imagen de equipo bravo que supo tener hace un par de meses, se limitó a no dejar huecos (eso lo cumplió bastante bien) para salir indemne de la mítica Bombonera.
El detalle (para nada pequeño) a subrayar es que Jorge Almirón, luego de una reunión con Juan Román Riquelme, decidió poner en cancha un equipo totalmente alternativo, y ante esos habituales suplentes Estudiantes se limitó a moverse en el campo como un desabrido partenaire.
El primer tiempo fue horrible. El León no supo generar ni un ataque peligroso porque le faltó juego
Hace bastante que el equipo dirigido por Eduardo Domínguez viene realizando producciones poco o nada convincentes.
Sin perder de vista la asombrosa cantidad de lesiones que han complicado muchísimo el armado de una alineación con algunos destellos de jerarquía, la merma generalizada se ha vuelto preocupante.
Las semanas corren, los partidos pasan y aquel semblante que supo ser respetado y hasta temido por varios de sus ocasionales oponentes, continúa ausente.
¿Qué le pasó a Estudiantes? ¿Por qué decayó tanto? ¿Cómo puede ser que el técnico no consiga devolverlo al escalón de funcionamiento que supo tener?
Por la suma de varios motivos (momentos individuales bajos y algunos errores puntuales del DT a la hora de armar el equipo) el futuro ya asumió la silueta de una cruel incertidumbre.
SIN ASCACIBAR, NI UN COMPAÑERO PARA MÉNDEZ, NO ATACÓ NUNCA
¿Cómo hubiera jugado si Boca hubiese puesto en cancha a sus mejores hombres, a los que van a integrar el equipo titular el próximo sábado en Río de Janeiro?
Imposible saberlo. Lo real y concreto fue que ante un equipo xeneize ciento por ciento alternativo el Pincha del Barba sólo tuvo un tibia ilusión cerca del final del capítulo inicial, cuando Rollheiser ejecutó un tiro libre que rebotó en la barrera.
Poco. Poquito. Casi nada bueno se observó en los movimientos albirrojos. Sólo Ezequiel Muñoz, siempre atento para llegar a los cruces sobre ambos costados, se hizo notar en un contexto de pobreza.
La ausencia del Rusito Ascacibar generó un hueco grande en el mediocampo, donde ninguno fue capaz de tomar la bandera de su convicción y desenfado para cortar juego e pasar inmediatamente a ocupar posiciones en la ofensiva.
Merodear el grito de gol resultó “misión imposible”. Jugó un rato Carrillo, pero el repunte nunca llegó
Mientras el desarrollo del juego ofrecía ataques impotentes ante defensas sobrias, hubo tiempo para reflexionar sobre la gran responsabilidad que tendrá la comisión directiva de Estudiantes una vez que finalice la agenda competitiva del 2023.
Avance o no a la final de la Copa Argentina (para que eso ocurra deberá eliminar al mismo rival de ayer), la renovación del ataque, como así también de otras posiciones específicas, serán de carácter indispensable.
PESE A LOS CAMBIOS, LA MEJORÍA NUNCA SE NOTÓ EN LA OFENSIVA
Un rato de Guido Carrillo y un pequeño lapso para Benedetti y Atum no fueron suficientes como para que abandonara el perfil de un huésped incapaz de asumir el “mando” en las acciones.
Jamás creció como esperaba su gente, que pretendía verlo ambicioso y decidido a buscar la victoria.
El resultado de lo único verdaderamente importante que le queda por disputar tendrá un peso enorme.
Esta versión albirroja está lejos de poder seducir a sus hinchas. Con titulares presos en una meseta de baja eficacia y suplentes que no presionan como debieran para incomodar a los que juegan habitualmente y poder ganarse el puesto, el León se convirtió en inquilino de las últimas posiciones en la tabla de esta Copa de la Liga que no disfruta.
El final de la temporada le traerá pesadas responsabilidades. La renovación será inevitable y la toma de fuertes decisiones, también.
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