Una polémica por bando y dos criterios desiguales

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Gimnasia jugó un muy mal partido y cayó sin atenuantes frente a Atlético Tucumán en el Bosque, complicándose sobremanera de cara a lo que queda. Y dentro de lo que fue un arbitraje con algunas dudas de Yael Falcón Pérez, sobre todo en las denominadas chiquitas, el árbitro tuvo una polémica por lado.

En primera instancia, con aquella pelota profunda a un Luciano Gómez al inicio del complemento. El lateral, que recibió una gran habilitación de Matías Abaldo, se disponía a tirar el centro, pero Matías Orihuela lo impacta en su pierna izquierda antes de tocar la pelota, impidiéndole no sólo el pase, sino también generando su caída.

El VAR, que ha complicado a Gimnasia en más de una oportunidad, no llamó en ningún momento a un colegiado que entendió que el contacto se dio únicamente arriba y no sobre el apoyo del jugador Tripero.

Luego, también en un segundo tiempo de mucha discusión y nerviosismo, le llegó el turno de la polémica a los tucumanos.

Tras un córner desde la izquierda ejecutado por Joaquín Pereyra, Marcelo Ortiz se elevó más que toda la defensa Albiazul y su cabezazo, en bajada, impactó en el brazo abierto de un Nicolás Colazo que también descendía luego de su respectivo salto.

Ante esto, Facundo Tello, encargado del VAR en Ezeiza, sí lo llamó a Falcón Pérez para que aplicara su criterio dentro de una acción que en el último tiempo parece depender siempre de quién esté a cargo de las acciones.

Todo Atlético reclamó y todo Gimnasia, en ese instante, respiró aliviado. El árbitro decidió que dicha mano no fue penal.

 

Gimnasia

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