“La sociedad de la nieve”: la tragedia de los Andes vuelve a la pantalla grande

Juan Antonio Bayona buscó dar voz a los vivos y los muertos en la película que llega a los cines antes de desembarcar en Netflix

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El director de cine español Juan Antonio Bayona estrena este jueves “La sociedad de la nieve”, la película que regresa al “Milagro de los Andes”, el accidente aéreo y posterior supervivencia de un equipo de rugby en medio de la montaña chilena en 1972.

Una historia que conocimos por “Viven”, aquella película que pasaron hasta el cansancio en la televisión, pero que Bayona quiere presentar ahora en mayor escala, una superproducción con el sello Netflix (en la plataforma se estrenará el 4 de enero) que busca retratar con épica y humanismo el relato de los dieciséis supervivientes que el 13 de octubre de 1972 se subieron al vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que transportaba a Chile a los integrantes del club de rugby Old Christians Club de Montevideo junto a varios de sus allegados y a cinco tripulantes, para estrellarse en el Glaciar de las Lágrimas, un páramo andino en el que las condiciones de vida eran casi imposibles.

Dieciséis de los accidentados sobrevivieron hasta 72 días en la cordillera de los Andes, soportando temperaturas extremas, avalanchas y tormentas de arena; enfrentándose a la desesperanza y alimentándose con los cadáveres de sus compañeros fallecidos.

“Es importante trascender. Que la historia sea algo universal”, apuntó Bayona. Y “esta historia”, agregó el cineasta barcelonés, ganador de tres premios Goya y autor de éxitos internacionales como “El Orfanato” (2007), “Lo Imposible” (2012) o “Jurassic World: el reino caído” (2018), “tiene que ver con aceptar tu sombra”.

Y, por supuesto, Bayona fue a filmar a la propia Cordillera, buscando retratar en el rodaje las durísimas condiciones que enfrentaron los pasajeros de aquel vuelo. “En la Cordillera sos muy chiquito, no sos nada o sos una ‘caca’”, reflexionó sobre el rodaje uno de los protagonistas, Matías Recalt, que interpreta en la película a Roberto Canessa, que junto a Nando Parrado emprendió, cuando todo parecía perdido, la expedición desde el Glaciar de las Lágrimas hasta la orilla del río Azufre, donde los jóvenes se encontraron con el arriero que dio la voz de alerta: los “uruguayos” que habían sido engullidos por la montaña seguían vivos, más de dos meses después de su accidente.

UN DURO RODAJE

Los intérpretes, algunos de ellos debutantes en la pantalla grande, destacaron las durísimas condiciones de rodaje -especialmente las estrictas dietas- a las que tuvieron que someterse para las escenas rodadas en la montaña, filmadas ‘in situ’ y en Sierra Nevada (sur de España).

La “conexión” entre todo el equipo artístico de “La sociedad de la nieve” fue especial desde el principio, hasta tal punto que, durante la primera semana de concentración antes de comenzar el rodaje, los actores y el director contrajeron la COVID al mismo tiempo. “La sociedad del COVID”, bromearon antes de reconocer que la química del grupo actoral, palpable en la pantalla, sólo fue posible gracias a la amistad que se fraguó entre ellos durante aquellos primeros días.

Pero los actores no sólo tuvieron que profundizar en sus relaciones entre ellos.

Enzo Vogrincic, que interpreta a Numa Turcatti, uno de los fallecidos, tuvo que acercarse a los familiares y amigos de su personaje. Vogrincic relató como los más cercanos a Turcatti le mostraron las habitaciones del hogar familiar en el que residía el joven en Montevideo, le hablaron de sus intereses y motivaciones y le permitieron componer a un personaje enigmático del que apenas se conservan fotografías.

EQUILIBRAR LA HISTORIA

“La familia de Numa es muy reservada, recién está empezando a contar cosas ahora, y yo sentí que me lo estaban contando a mí”, reconoció Vogrincic.

En ese sentido, el realizador afirmó que en anteriores relatos de la historia “faltaba dar voz a los muertos”. La película, basada en el libro de Pablo Vierci del mismo nombre, llevó una década para realizarse. Y Bayona contó que en el camino, “cuando me reúno con ellos, los sobrevivientes, veo que quieren aún más que yo que se haga la película. Porque había una cosa de querer contar la historia, como si hubiera algo por contar. Y yo pensaba: ¿qué es eso que falta por contar? Y era el dar voz a los muertos. De alguna forma, ahora eso se ha equilibrado”

A su juicio, “hay un momento en el que debe tenerse una visión que cuente la verdad y esa verdad pasa por una mirada que interpreta los hechos y en ella está la mirada de los muertos. Cuando lees el libro parece que están vivos porque los supervivientes hablan con ellos constantemente”.

Bayona cree que, con su película, tanto los familiares de los supervivientes como los de los fallecidos “tuvieron acceso a meterse en ese avión, vivir lo que ellos vivieron y entender lo que ellos pasaron para poder aceptarlo”. Una historia grande

Impactado por “lo grande de la historia”, el director español aseguró que la intención fue en todo momento “no dulcificarla” y mostrar todo lo que ocurrió en aquellas montañas entre octubre y diciembre de 1972 de una forma “inclusiva”, interesándose más por “el lado espiritual que por el religioso”.

El psicólogo que atendió a los dieciséis supervivientes contó al equipo de la película que “lo que ellos hicieron en la montaña fue bloquear una parte de su cerebro, de forma que no transitaban por lo que hacían”.

 

La sociedad de la nieve

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