El robo de motos, un delito que se acelera en la Ciudad
Edición Impresa | 12 de Diciembre de 2023 | 03:08

El robo de motocicletas está extendido hace tiempo en la Ciudad y también los métodos cada vez más brutales del delito para apoderarse de ellas. Pero lo que sí llamó mucho la atención en estas últimas horas, fue las características de los rodados que han sido arrancados de las manos de sus propietarios.
Por ejemplo, al margen del daño colateral de la historia narrada en la página 17, donde varios hombres armados se quedaron con una Honda XR 250, de un valor superior a los dos millones de pesos, en la calle 47 entre 18 y 19 un grupo de desconocidos se llevó una Yamaha FZ FI, que también se maneja en esos montos e incluso mayores.
El dueño contó que, cerca de las 4 de la madrugada, estaba en el departamento de su novia y que reconoció que se estaban llevando su motocicleta, al escuchar el ruido del escape deportivo.
Desesperada, la pareja del damnificado bajó hasta la cochera del edificio y allí comprobó que habían forzado el portón de acceso.
Con mucha bronca y, todavía sin tener noticias de la Yamaha, el propietario realizó la denuncia en la comisaría cuarta del barrio La Loma.
En ruta 11 y Arroyo El Pescado, por su parte, un hombre denunció que le robaron una Honda Nx4 Falcon, con la que circulaba junto a un par de amigos.
Sucedió el domingo por la tarde -cerca de las 19- y, en base a la presentación en sede policial, actuaron dos ladrones, que llevaban cascos colocados y también se movían en una máquina de alta cilindrada.
Al parecer, uno de los asaltantes le sujetó el manubrio y le mostró un arma de fuego, lo que obligó a su detención.
En esas circunstancias, ya sabía que había perdido.
Por eso, con dolor, solo pudo contemplar cómo los delincuentes aceleraban con rumbo desconocido.
FLOR DE PORRAZO
Por último, en la zona del barrio El Retiro, sobre la avenida 44 entre 160 y 161, el propietario de una Mondial 110cc terminó en el suelo, cuando aparecieron a su lado tres desconocidos en otra moto.
Es que uno de ellos lo tocó para que perdiera el equilibrio y, una vez en el piso, levantaron su vehículo, se redistribuyeron entre los dos aparatos y salieron a fondo para desaparecer de la escena en cuestión de pocos instantes.
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