La importancia de lograr que la Ciudad sea más amigable con todas las personas

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Deberían ser temas prioritarios despejar las múltiples barreras arquitectónicas existentes, el respeto a los derechos y la sanción por parte del Estado de leyes y cuadros normativos que permitan una vida más autónoma e independiente a quienes sufren desigualdades físicas.

Han sido numerosas las manifestaciones que han realizado a lo largo del tiempo entidades y organizaciones sin fines de lucro que buscan mejorar las condiciones de vida para todas esas personas y hacer que la Ciudad se vuelva más amigable para todos.

Cuestiones como la sanción de normas de asistencia, el pedido para que se cumpla el cupo laboral del 4 por ciento para la administración pública y la inclusión laboral en el empleo privado han estado muy presentes en esas manifestaciones. Del mismo modo que el reclamo de disponibilidad de medios de transporte accesibles, que le permitan a los desiguales físicos el traslado a centros educativos, a sus trabajos, a centros de salud, espacios de recreación y otros lugares.

La implementación de una formación docente que contemple aspectos propios de la educación inclusiva, un más fácil acceso a la información y comunicación y otra serie de medidas tendientes a garantizar una plena igualdad de condiciones, también formaron parte de los aspectos que se buscan visibilizar.

En suma, el reclamo de estas cuestiones busca minimizar los obstáculos arquitectónicas que dificultan los movimientos de estas personas, ordenar el tránsito y adoptar otras medidas que conviertan a nuestra ciudad en un escenario menos hostil. Pero, al mismo tiempo, incluye y enfoca la realidad que implica el crecimiento de las expectativas de vida, con la presencia de cada vez un mayor número de personas de edad avanzada que participan de la dinámica cotidiana.

Es verdad que en las últimas décadas se han experimentado avances muy importantes en muchas ciudades del mundo, en lo que se refiere a una mayor atención hacia los desiguales físicos y a personas de edad avanzada. En ellas se pueden ponderar mejoras múltiples, que se advierten no sólo en el mobiliario urbano sino en los medios de transporte y lugares públicos.

Mientras tanto, a pesar de los reclamos y de los periódicos llamados de atención, tanto en la nuestra como en casi todas las ciudades grandes del país se ha progresado muy poco en esta materia. Es de esperar, entonces, que, sobre la base de principios culturales que se van asentando en la sociedad, el Estado se ponga a tono con una tendencia que apunta a facilitar la existencia a personas con dificultades físicas o mayores de edad.

 

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