Sin luz ni agua, con riesgos para la salud y la seguridad: algunos efectos del apagón
Edición Impresa | 12 de Febrero de 2023 | 02:24

Junto al calor volvieron los apagones en la Región y con ellos la falta de agua, entre otras de las penurias que origina la interrupción del servicio eléctrico. Ya sea cuando ocurren cortes de luz en numerosas zonas a la vez o, en otros casos, por la baja tensión, se presentan emergencias muy críticas para la población que, además de la falta de energía eléctrica, se encuentra sin internet, sin la posibilidad de utilizar ventiladores o acondicionadores de aire y, en muchos casos, poniéndose en riesgo la atención de personas enfermas, asistidas en los hogares por respiradores u otros aparatos.
Tampoco puede obviarse el trance muy grave que deben atravesar quienes cuentan con moto-bombeadores para abastecerse, ya que por sus frentes no pasan las redes de suministro de agua corriente. La conclusión es simple: sin luz, tampoco hay agua, salvo el remanente siempre exiguo que queda en los tanques.
Por cierto que, a la combinación de factores negativos, debe sumarse también la caída de los sistemas de seguridad domiciliaria montados sobre la base de la electricidad, algo que, sumado a la interrupción del alumbrado público, agrava los múltiples padecimientos de miles de vecinos.
Tales consideraciones surgen a partir del vasto apagón que, desde horas de la tarde y hasta pasada la medianoche, afectó el viernes a pobladores de Ringuelet, Tolosa, Gonnet, Villa Castells y City Bell, aunque también hubo problemas similares en el casco urbano platense para zonas del barrio Norte, La Loma, Plaza Italia y la Terminal de ómnibus, en una situación que no es nueva, pero que siempre que se presenta plantea trastornos imposibles de superar.
El corte sobrevino en una de las jornadas más calurosas en lo que va del verano, con una temperatura máxima que llegó a los 35 grados y una sensación térmica de 36 grados. Frente a este panorama, las protestas vecinales, que provinieron desde todos los barrios afectados, no cesaron.
La empresa EDELAP había informado inicialmente que “se produjo una salida de servicio en la red de distribución de energía que abastece a la zona. El personal ya se encuentra trabajando para resolverlo en el menor tiempo posible”. Más tarde, indicó que los cortes se daban en zonas puntuales y que para las 23 comenzaría a volver el servicio. Pero numerosos frentistas continuaron comunicándose con la redacción de EL DÍA, más allá de ese horario a raíz de que seguían sin luz.
No se revela ningún secreto si vuelve a señalarse que la estructura del servicio eléctrico en la Región sufrió décadas de desinversión, sucediéndose desde hace muchos años sucesivos cortes de luz, caídas de tensión o apagones que originan emergencias muy críticas para la población.
De todos modos, pese a que muchas de las deficiencias puedan provenir de omisiones pasadas, esa realidad no exime al prestataria del servicio de la responsabilidad de garantizar un suministro eléctrico constante y confiable a nuestra zona. Y de que se sienta obligada a informar rápida y detalladamente a la población sobre los alcances y orígenes del corte. Asimismo, resulta imperativo que la Ciudad cuente con un sistema de defensa civil eficaz y multidisciplinario, para enfrentar estas emergencias cuya potencial gravedad reclamará siempre respuestas efectivas y rápidas.
Por cierto, la responsabilidad inicial le concierne en este caso al Estado provincial, que debería adoptar todas las medidas eficaces, entre ellas las de orden presupuestarias, para ejecutar las obras de ampliación y modernización que hacen falta para que la Región cuente, de una vez por todas, con un servicio eléctrico confiable.
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