El exceso de vehemencia de Enrique dejó a Gimnasia preocupado antes del clásico
Edición Impresa | 12 de Marzo de 2023 | 05:12

Por MARTIN MENDINUETA
Gimnasia empezó a jugar la inminente edición del clásico platense ayer a los nueve minutos del segundo tiempo, cuando Sebastián Romero decidió cuidar a Ignacio Miramón y lo reemplazó. A esa altura, el partido ante San Lorenzo se le estaba alejando demasiado y el DT tripero quería evitar más dolores de cabeza de cara al próximo fin de semana.
Ese recorte de la calurosa tarde describe lo que sufrió el Lobo en su paso por el Nuevo Gasómetro. Cuando nada importante había ocurrido, y recién iban quince minutos de un partido chato, el exceso de vehemencia de Guillermo Enrique tuvo la fisonomía de un acto irresponsable. No debió tirarse de esa forma. No valía le pena. Y mucho menos en la mitad de la cancha.
La correcta expulsión (a instancias del VAR) le provocó al huésped un daño tan evidente como irreparable. El partido tomó otro rumbo. Cambió para siempre llevando sólo dolores de cabeza para el equipo que se quedó jugando con diez hombres.
EL ERROR DE UNO Y LA INCAPACIDAD DEL RESTO PARA TORCER EL RUMBO
Guillermo Enrique, que legítimamente se ha ganado el cariño y una alta consideración de muchos hinchas, no supo medir las consecuencias de una forma de tirarse a disputar el balón que hoy muy pocas veces los árbitros dejan pasar.
El VAR actuó según indica el protocolo y Enrique se fue bien expulsado. El juez revisó la acción, le mostró la roja y allí lo dejó sin clásico
Su expulsión dejó abierta una puerta por donde ingresaron, fortalecidas en su optimismo, las ganas de San Lorenzo por ganar y seguir siendo uno de los punteros de la Liga Profesional.
El derrumbe colectivo mens sana, más allá del citado error del jugador más mencionado en las últimas horas, involucra, en diferentes medidas, a todos los jugadores utilizados por Sebastián Romero.
En defensa hubo marcadores superados con facilidad, le costó mucho contener en la mitad de la cancha y en el ataque sigue estando abierto el debate sobre quién debe ser el compañero de Tarragona.
El primer tiempo ante Barracas Central y buena parte del partido de ayer, se unen para ocupar el umbral más bajo del rendimiento mostrado en las siete fechas que disputó.
Gimnasia ayer salió lastimado por haber recibido una cantidad de goles que lo exponen dañado de cara a una prueba anímica y futbolística de enorme peso específico como será el clásico.
HAY MUCHOS TITULARES, AUNQUE TAMBIÉN VARIOS PUESTOS SIN DUEÑO
Resultados de este tenor dejan heridas y abren discusiones repletas de matices. De cara a la pulseada que se avecina, Chirola Romero podría retocar esquema, cambiar drásticamente la estrategia y, también, modificar bastante la planilla titular.
La vuelta de Melluso representa una necesidad básica (el partido de Matías Bazzi quedará como un desteñido recuerdo que ojalá pueda borrar con muchos y buenos desempeños en primera división).
La ausencia de Enrique abre la puerta para la continuidad de Bautista Barros Schelotto, pero lo más sensato será esperar las pruebas que se hagan en Abasto en base a las conclusiones que sacó el cuerpo técnico.
Quedó claro que Alan Lescano pagó con su salida la tarjeta roja de su compañero. Estaba lúcido en el campo y merece que le mantengan el lugar en la mitad de la cancha.
A Miramón lo cuidaron y a Tarragona deben rodearlo mejor. Hay muchos candidatos para el puesto de segundo delantero, pero no se advierte con nitidez la silueta de quién debería sumarse al equipo titular.
Chirola Romero cuidó a Miramón, amonestado, y lo cambió pensando en el choque ante Estudiantes. Nada le salió bien al Lobo
Chirola Romero deberá cotejar actualidades que no son brillantes y después elegir en base a su percepción, diagnóstico e intuición.
En el tránsito de un campeonato durísimo, Gimnasia tendrá que revisar los errores y las carencias que lo arrastraron hasta una goleada francamente inoportuna.
La amplia diferencia sufrida lo deja preocupado. En la recta inicial ha ido encontrando algunos titulares; el tema es que necesita más. De mitad de cancha hacia adelante tiene a un montón de candidatos y ninguno saca una apreciable diferencia sobre el resto. La formación del domingo pasó a ser una incógnita.
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