La canasta básica subió 11,7% en febrero para los que menos tienen
Edición Impresa | 17 de Marzo de 2023 | 03:04

El costo de los artículos de las canastas de alimentos esenciales o Canasta Básica Alimentaria (CBA) subió durante febrero 11,7% y acumula en los últimos 12 meses 115,1%. La Canasta Básica Total (CBT) registro un incremento de 8,3% en el segundo mes del año y acumula 111,3% en los últimos doce.
Ambos índices aumentaron muy por encima de la inflación tanto mensual como interanual, evidenciando que el proceso inflacionario golpea más en la gente más necesitada. Estos índices son claves en el cálculo de la pobreza y la indigencia de la población.
Para el segundo mes del año, el aumento mensual de la CBA y de la CBT estuvo ignificativamente por encima de la suba del costo de vida en este mes informada por el INDEC del 6,6%.
Con la aceleración de la inflación en alimentos, que llegó 9,8% en el segundo mes de 2023, la canasta básica total (CBT), que establece el umbral de la pobreza, aumentó 8,3% en febrero, por lo que una familia tipo, de cuatro integrantes (dos adultos y dos chicos) necesitó $177.063 para no ser considerada pobre, según el INDEC.
En tanto, la canasta básica alimentaria (CBA), que define la línea de la indigencia, marcó también un incremento del 11,7%, por lo que ese hogar requirió de $80.483 para cubrir sus necesidades básicas para subsistir.
Según el último informe del organismo estadístico, durante febrero de 2023, la variación de las canastas -tanto en su medición mensual como interanual-, se ubicaron por encima del índice de inflación, que subió 6,6% y 102,5% respetivamente.
Con respecto a los ingresos familiares necesarios para superar la línea de pobreza el INDEC señaló que una persona necesitó de $57.302 para no caer bajo la pobreza, mientras que un hogar de tres personas -compuesto por una mujer de 35 años, su hijo de 18 años y su madre de 61-, requirió $140.963 en enero para no ser pobre.
Una familia de cuatro integrantes -conformada por un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8-, necesitó un ingreso mínimo de $177.063.
Para un hogar compuesto por cinco personas -una pareja de 30 años y tres hijos de 5, 3 y 1 año- se requirió una suma de $186.231.
Por su parte, los ingresos familiares requeridos para superar la línea de indigencia fueron, para una persona de $26.046 para no ser indigente; de $64.074 para una familia de tres miembros; ascendieron a $80.483 en los hogares de cuatro integrantes y llegaron a $84.651 si conviven cinco personas.
PANORAMA
En tanto, los datos de recomposición de los ingresos formales e informales venían lejos de equiparar las dos cifras mensuales, por lo que el efecto de la suba de la línea de indigencia sin un correlato por los ingresos, se traducirá en una mayor incidencia de la cantidad de hogares que no llegan a esa cota.
“El dato de febrero confirma que el nivel de indigencia posiblemente se agrave porque los ingresos de las familias no logran incrementarse al mismo ritmo. Y, se presume, que el aumento de precios de los alimentos en marzo también puede ser elevado. Por eso, es esperable que las estadísticas muestren un crecimiento en la indigencia y en la profundidad de la pobreza, es decir, en cuán lejos están de superar la línea de pobreza aquellos que están por debajo. Si no derrotamos la inflación, no hacemos base para que empiecen a mejorar las condiciones de vida de muchas familias. Pero si bien es condición necesaria -y ojalá baje rápidamente la inflación para no seguir incrementando la pobreza- no es condición suficiente. Es necesario que mejore el mercado de trabajo. En este sentido, la inflación no solo golpea al consumo, sino que también afecta las expectativas de inversión”, dijo Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA.
Y aclaró: “Con los programas de transferencias de ingresos a los hogares más necesitados se consigue que la indigencia no pase del 8% al 18% o 20% y que la pobreza no suba 5 puntos porcentuales más, pero estas son sólo políticas de emergencias que no constituyen la solución definitiva. Si no mejora la estructura productiva, si no se implementan políticas de Estado consensuadas que apunten a la producción y al trabajo, no lograremos mejorar el mercado de trabajo que continúa siendo el principal origen de los ingresos de las familias. El problema no es solo de distribución de ingresos: hay que agrandar la torta para poder repartir porciones más justas”.
Consultado sobre formas de contener que el salto en los precios se traduzca en un salto en las cifras de personas bajo la línea de indigencia, el especialista explicó que: “En este momento el Estado cuenta con recursos técnicos para hacer transferencias de ingresos que ya están institucionalizados, como la AUH, y se podría implementar un bono extra para paliar este repunte de la canasta básica; posiblemente no hay tiempo ni logística para hacerlo por una vía alternativa a la actual”.
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