La Terminal de trenes de 1 y 44, necesita rejuvenecer y mejorar a todo el barrio

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Si bien la tan esperada electrificación del ramal ferroviario hasta La Plata, concretada en octubre de 2017 y la reciente finalización de la obra de cobertura del techo de la Terminal constituyeron pasos relevantes para la modernización del servicio entre nuestra ciudad y la de Buenos Aires, siguieron pendientes de concreción otros trabajos que hacen a la mejor presentación del edificio de 1 y 44, necesitado desde hace décadas de diversas reformas tanto en su interior como en el exterior de la estación.

Como se sabe, en noviembre pasado se inauguró el techo de vidrio y metal que cubre los 150 metros de longitud de la estación de tren de la línea Roca, a la que asisten, promedio, unas 18.000 personas por día.

En ese contexto se están desarrollando ahora trabajos de impermeabilización de la cúpula histórica ubicada sobre la puerta de ingreso de la Terminal y otras tareas que se realizarán sobre techos aledaños a ese sector.

Tal como se reseñó, estas mejoras forman parte de lo convenido cuando se colocó el nuevo techo del edificio centenario, en tanto que en el espacio interior se completará el entrepiso técnico y se recompondrán revoques, adicionando una protección anticorrosiva a las superficies metálicas expuestas.

Más allá de la importancia de estas restauraciones y mantenimientos, no puede obviarse que la Terminal de trenes platense, tal como lo señalan los especialistas, reclama una remodelación más profunda, que la rejuvenezca, que le ofrezca a los pasajeros mayor confort –bastaría con mencionar la muy escasa cantidad de bancos disponibles en los salones y andenes existentes- y que pueda servir, a partir de su imagen renovada, en un estímulo para el barrio que la circunda, necesitado también de replanteos arquitectónicos que lo pongan a la altura de la época.

Si bien esa tarea le corresponde esencialmente a los propietarios de locales y viviendas cercanas a la Terminal, la Comuna podría impulsar mediante estímulos y otras fórmulas ese objetivo, que, de ser logrado, podrá darle una imagen de mayor orden y pujanza a esa zona tan significativa para la Ciudad.

Cabría agregar que, a lo largo de su historia, la ciudad capital de la Provincia contó también con terminales de ómnibus muy precarias, mal ubicadas y carentes del mínimo confort para los pasajeros que acudían a ellas. La más reciente y última, es decir la Terminal de 4 y 42, mejoró a las anteriores pero igualmente reclama un replanteo integral de su ubicación, estructura y funcionamiento, para ponerla a la altura de la época.

En cuanto al caso de la Terminal de trenes y del barrio que la circunda, no cabe, entonces, sino reclamar que las autoridades responsables logren avances significativos, en el sentido de convertirla en un espacio funcional, en perfectas condiciones de uso, actualizada y, a la vez, promotora de una mejor imagen para toda la zona.

 

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