Denuncian abandono y hasta una ocupación en dos parques del Casco

El Parque Saavedra y el Parque San Martín, además de constituirse como dos de los predios verdes emblemáticos del Casco, comparten la mirada de los vecindarios circundantes por la falta de mantenimiento y el abandono.

Ambos predios se destacan por su amplitud para el esparcimiento y para otras tantas actividades de amplia tradición en la comunidad. Entre esas, el tradicional juego de las bochas, habitualmente practicado por adultos mayores. Pero denuncias desde ambos barrios coinciden en que hay sectores en los dos parques que se encuentran “a la deriva”, en estado de “abandono”, y que incluso la cancha de bochas emplazada en el Parque San Martín permanece ocupada por un grupo de “intrusos”.

Sobre este caso, se relató que varias personas “ingresaron al lado de la cancha de bochas y lo han tomado como si fuera una vivienda”, dijo una vecina y agregó que “se apropiaron del espacio público y ya dimos aviso dos veces al 147 y a la Guardia Urbana, pero las respuestas son risueñas y absurdas”, lamentó.

En el barrio se aseguró que “después de la pandemia, por la edad y los cambios de hábitos, las instalaciones están casi abandonadas, con una de las canchas llena de pasto”.

En medio de la falta de mantenimiento de ese espacio, se señaló que “desde marzo, 3 ó 4 personas levantan colchones de una de las canchas y los ponen a airear, y utilizan una canilla externa para asearse”.

En el vecindario se calculó que “lo que antes era un asentamiento externo, ahora es una ocupación de las instalaciones internas”.

Un frentista concluyó que “es usurpación que se produce por la situación de abandono de este sector”.

El otro lugar por el que se lamentan los vecinos es el área cerrada del Parque Saavedra. “Está en abandono absoluto”, se afirmó en la zona. Según se sostiene, “no hay encargado de limpiar esa zona, los feriantes lo usan para el descarte de frutas y verduras que no pueden vender”.

Los denunciantes muestran restos de cartones, papel y verduras, entre otros desechos. Además, el grupo que habló con este diario coincidió en que el lugar se convirtió en un sitio que mete miedo.