Tarjetas de crédito, otro blanco para el ciberdelito

Un juez de La Plata prohibió el cobro de operaciones, que se habrían efectuado con el robo de datos. La seguridad del sistema sigue en la mira

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Como viene sucediendo desde hace varios años, el ciberdelito sigue en plena expansión. En ese sentido, de acuerdo a distintos especialistas consultados por este diario, se habla de un 3.000 por ciento de aumento en este tipo de maniobras defraudatorias a través de plataformas digitales, ya sea por los casos conocidos de “phishing” o “pharming”, donde se apunta al vaciamiento de las cuentas bancarias, ya sea en depósitos de pesos o dólares.

El pharming, una voz compuesta por phishing y farming, es una estafa en línea que consiste en dirigir a las personas a páginas web fraudulentas que imitan páginas auténticas.

Las estafas de pharming intentan convencer a las personas para interactuar con páginas web falsas y parecidas con el fin de recopilar sus datos personales, como correos electrónicos y contraseñas, o infectar sus ordenadores con malware.

El pharming es similar al phishing, pero las estafas de pharming proyectan redes mucho más amplias: cualquiera puede tropezar de manera involuntaria con una página web de pharming, engañado por una versión falsa de una página web de confianza.

Con varios fallos, incluso en La Plata, la Justicia ya ha tomado debida nota y viene dictando resoluciones que ponen al descubierto la gravedad de esta problemática.

Precisamente, en los últimos meses, con los ciberdelincuentes muy activos, las tarjetas de crédito empezaron a aparecer entre sus nuevos objetivos.

De acuerdo a los expertos, es a través de la realización de compras en distintas monedas hasta agotar los límites del plástico del damnificado de turno.

A fines del año pasado, un hombre identificado como A.K., mientras cenaba con su familia, fue alertado de un gasto de 169.000 pesos, suma que quebraba su economía familiar. Y si bien realizó los reclamos pertinentes, tanto a la administradora de la tarjeta como a la entidad bancaria, ambos fueron rechazados y comenzó un intento de cobro con punitorios, que lo dejaban al borde de la quiebra.

 

El robo de datos sensibles también se ve reflejado en las operaciones con tarjetas de crédito

 

Por este caso, el 31 de marzo último, el titular del Juzgado Civil y Comercial N° 2 de La Plata, Vicente Atela, dictó una medida cautelar en la que consideró que “la generación de una deuda por créditos no tomados por el cliente, generan un endeudamiento artificial que perjudica gravemente el patrimonio del cliente y que su percepción por débitos automáticos lo dejará sin recursos de dinero para el vivir cotidiano de la persona y su familia”.

Para el magistrado el deber de seguridad y protección “no se han cumplido”, como “tampoco han motivado que el banco haya informado o instruido en la prevención a sus clientes. Ergo, ni seguridad ni información, ni capacitación del cliente, para generar los alertas necesarios para que no ocurran este tipo de situaciones, explicó.

Por eso, conforme las circunstancias del caso, “el peligro en la demora deviene prístino como consecuencia de la generación de endeudamientos fraudulentos en los que el banco no adoptó medidas en resguardo del cliente” y por eso les prohibió el cobro de los gastos denunciados a partir del robo de datos sensibles.

Al ser consultado sobre la cuestión, el abogado Marcelo Szelagowski, representante del damnificado, mencionó que: “Si bien existen precedentes en materia de tarjetas de crédito, en los cuales los jueces siempre han sido particularmente severos, este caso tiene la particularidad de vincular el incremento del hecho al phishing”.

“Básicamente es por la falta de verificación de la identidad de titular de la tarjeta y la negativa por parte de las entidades a asumir su responsabilidad en tal omisión. Por lo general, o bien le hacen pagar al usuario o, en muchos casos al comercio, pero el banco y la tarjeta nunca absorben el costo. Es así donde radica la importancia del presente”.

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