Dos policías hablaron de una reacción ante el peligro
Edición Impresa | 16 de Mayo de 2023 | 03:46

Dos de los cuatro policías bonaerenses acusados por la denominada “Masacre de San Miguel del Monte”, en la que cuatro chicos murieron en mayo de 2019 tras una persecución policial a los tiros y posterior choque en esa ciudad, declararon ayer que las víctimas quisieron “matar” y “atropellar” con el auto a uno de ellos, al declarar en el juicio al que son sometidos junto a otros dos efectivos de la fuerza.
En un intento por deslindar sus responsabilidades en lo sucedido, los policías Mariano Ibañez y Manuel Monreal afirmaron ante los 12 integrantes del jurado popular y de la jueza que modera el debate, Carolina Crispiani, que “no quisieron lastimar a nadie”.
Fue Monreal el único de los dos policías que admitió haber disparado -en defensa propia- contra el auto Fiat 147 en el que iban Danilo Sansone (13), Gonzalo Domínguez (14), Aníbal Sansone (22), Camila López (22) y Rocío Quagliariello, de entonces 13 años, la madrugada del 20 de mayo de 2019, durante una persecución que terminó cuando los jóvenes chocaron contra el acoplado de un camión detenido en la colectora de la ruta 3 y los cuatro primeros murieron.
“Se me vinieron encima. Hacía solo un año que había egresado de la Escuela de Policía. Lamento lo que pasó”, expresó.
Antes de las declaraciones de los imputados, la jueza Crispiani advirtió al jurado popular que “los acusados no declaran bajo juramento, por lo que no están obligados a decir la verdad” y explicó que tanto a Monreal como Ibañez no estaban autorizados a hacerle consultas a su defensor, Guillermo Baqué.
Anteriormente, habían declarado en la audiencia el perito balístico Lucas Basanta, el perito informático José Luis Sánchez y la médica Karina Cinquegrani, que atendió a Rocío Quagliarello (17), la única sobreviviente del hecho, en el hospital El Cruce.
Por último, el perito infomático Sánchez, quien inspeccionó los celulares de los policías acusados, afirmó que el imputado Monreal “borró” los mensajes de su teléfono durante la hora en la que sucedió el hecho, al tiempo que aseguró que los uniformados estaban “muy atentos” a los movimientos de una instructora judicial.
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