Un velatorio a puerta cerrada en la fortaleza del Cavaliere en Arcore

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Silvio Berlusconi siempre presumió en vida de popularidad, cabalgando el éxito en la política y los negocios, pero su velatorio transcurrió ayer -por decisión de su familia- a puerta cerrada en su villa de la apacible Arcore (norte), aunque sus más fervorosos seguidores no renunciaron a dedicarle un último “gracias”. La capilla ardiente del magnate, fallecido este lunes a los 86 años a causa de la leucemia que arrastraba desde hacía algún tiempo, durará hasta hoy, cuando se celebrará en la catedral de Milán (norte) un extraordinario funeral de Estado criticado por muchos en Italia.

Sin embargo, pese a lo controvertido del personaje, ayer no hubo cabida para la crítica en Arcore y sus admiradores consumaron a las puertas de la villa una especie de canonización laica, dejando todo tipo de objetos conmemorativos y mensajes de gratitud. En el césped de la entrada se acumularon, como en un altar, ramos de flores, banderas de su partido, Forza Italia, muñecos e incontables bufandas de una de sus grandes pasiones, el fútbol, en concreto del Milan, vendido en 2017, y de su última compra, el Monza. Pero el jardín, delimitado por verjas y mucha policía, fue sobre todo un punto de encuentro para decenas de sus seguidores, los más leales.

Silvio Berlusconi

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