Marcelo Fortes
Edición Impresa | 11 de Julio de 2023 | 05:03

Distintas expresiones de dolor -fundamentalmente en los ámbitos relacionados con las instituciones culturales y deportivas de la Ciudad- causó la muerte del presidente del Club Everton, Marcelo Javier Fortes.
Había nacido el 17 de octubre de 1966 en La Plata. Fue el segundo hijo de Lorenzo Fortes y Ana Kiramarios; y tuvo dos hermanos: Gustavo y Alejandro. Los estudios secundarios los cumplió en el Colegio Industrial Albert Thomas. Cursó algunos años del profesorado de Educación Física y dejó la carrera universitaria para trabajar.
Su trayectoria laboral la desarrolló durante décadas como empleado de ARBA. Pero más allá del trabajo con el que se ganó la vida, se entregó por entero, desde muy joven, al Club Everton, donde jugó en la Liga de Fútbol Amateur desde los 18 años y donde luego, con el tiempo, al abandonar la competencia, se convirtió en un comprometido dirigente.
Con un gran sentido de la solidaridad, poseedor de los más estimados valores sociales, y convencido de que los mejores logros se consiguen con el esfuerzo del conjunto, estuvo al frente, durante dos ejercicios consecutivos, del club con sede en la calle 14 entre 62 y 63.
Ese lugar de máxima autoridad lo obtuvo gracias a la confianza que depositaron los socios en su figura, después de largos años de brindarse incondicionalmente a la entidad.
Dejó como una huella imborrable, además de varias obras que impulsó dentro del club para jerarquizarlo, el legado de ese sentido de pertenencia que se espera de los deportistas en una institución.
Su actuación, guiada por una profunda pasión hacia el deporte y la vida social y recreativa que se lleva adelante en los clubes, trascendió el ámbito de Everton, pues se trató de un dirigente reconocido en cualquier entidad barrial de la Ciudad. En ese sentido, se refirieron quienes lo conocieron a su permanente inclinación a colaborar con instituciones pares si se les presentaba alguna necesidad.
De su unión con María José Ballesio -de quien se había separado- nacieron sus tres hijos: Marianela, Bautista y Morena.
Afable; atento a quien pidiera una mano; y generoso, cosechó numerosos amigos. Y es que supo ganarse no sólo el respeto sino también el aprecio de quienes entablaron con él un lazo afectivo.
Asimismo, fue un padre dedicado, y todo un referente para los chicos y las chicas que llevan con orgullo la camiseta de Everton.
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