Ocurrencias: manoseos cronometrados
Edición Impresa | 16 de Julio de 2023 | 02:27

Alejandro Castañeda
afcastab@gmail.com
Un tribunal de Roma esta semana absolvió Antonio Avola, conserje del Instituto Roberto Rossellini de Cine y TV, por toquetear el trasero de una alumna de 17 años. Según el fallo, estos tocamientos, que duraron “entre cinco y diez segundos”, de acuerdo a la denuncia de la víctima, hecho que fue reconocido por el acusado, “no constituyen un delito”.
La “brusquedad de la acción, sin ninguna insistencia en la acción de tocar”, que corresponde calificarla “casi como un roce”, no permite “caracterizar la intención libidinosa o concupiscente generalmente exigida por el derecho penal”, estimó el tribunal, citado por el diario Il Corriere della Sera.
Así, los jueces -en una controvertida decisión, que fue criticada desde todos lados- argumentaron que la maniobra fue “torpe y accidental, y no adrede (¿no fue intencional?), y que la duración fue de tiempo mínimo”.
Por consiguiente, el tribunal desestimó la petición de la fiscalía de que se impusiera una pena de prisión de tres años y medio al atrevido vigilante de 66 años, que admitió haber toqueteado a la alumna, pero que declaró haberlo hecho “en broma”.
El cuestionado acto se produjo el 12 de abril del año pasado, cuando la adolescente, llamada Laura, subía las escaleras con una amiga para entrar al salón de clases. En un momento, según relató la chica, sintió que “se le caían los pantalones”. Y que alguien ponía sus manos debajo de su ropa interior y le tocaba los glúteos. Entonces, la joven se dio vuelta y vio a Avola, quien le dijo -siempre de acuerdo al testimonio de Laura-: “Amor, sabes que estaba bromeando”.
Para el juez, esto no fue adrede, fue el manoseo no punible de un conserje juguetón que no se pasó de la raya.
Posteriormente, el conserje negó haber tocado la piel y haber llegado a la cola de la alumna. No obstante, los jueces creyeron la historia de la adolescente, pero como la acción “duró un puñado de segundos, sin demora alguna en tocar”, consideraron que fue una acción “torpe pero carente de lujuria”. Casi acusan al culo de Laura de haber buscado la mano de Antonio.
Esta decisión del tribunal suscitó las protestas de la Asociación de Alumnos de Lacio, la región que incluye a Roma. Y airadas críticas de todos los sectores. “Estamos indignados (...) Una vez más, un toqueteo no es reconocido como tal, esta vez por su duración”, comentó la presidenta de esta asociación, Tullia Narciso, citada por el diario Il Fatto Quotidiano.
Como “duró un puñado de segundos, sin demora en tocar”, dicen que fue una acción “torpe, pero carente de lujuria”
Un tribunal romano entendió que tocarle la cola a una joven de 17 años “entre cinco y diez segundos”, “no constituye un delito”
En febrero pasado glosamos en estas columnas un hecho parecido que tuvo como protagonista al intendente de Concordia, Enrique Cresto. El hombre tuvo que salir a aclarar los alcances de un video donde se lo vio tocándole la cola a una vecina durante un festejo popular.
Por más que Cresto habló de su honor, de su familia y de la maldad de los que editaron ese video, lo que se ve parece por lo menos un ejercicio abusivo y confianzudo en zona de riesgo. La imagen los toma de espaldas. Ella es una entrerriana interesante que estaba en el corso. El alcalde la besa con ese afecto tan particular que ponen algunos intendentes sobre mejillas votantes. Pero después su mano derecha, parece ir a constatar algo más. Y reposa unos segundos sobre la cola impávida de la contribuyente.
Ahora, que en Italia vale más el testimonio del segundero que los actos y propósitos de estos desfachatados, más de un abusador en ciernes va a andar ajustando el reloj antes de atreverse a palpar culos cercanos.
No se sabe cómo aquella entrerriana habrá sentido su experiencia carnavalera. Lo que el vecindario criticó en su momento es que la mano municipal se demora mucho en concluir su recorrido y que hay como un reposo halagador antes de la amistosa despedida. Y aquí volvemos al tema de la duración, algo que la justicia italiana ha tenido muy en cuenta para no castigar a este conserje bromista al que le faltó apenas un ratito para ser lujurioso. La conclusión es clara: hasta diez segundos, hay permiso, dijo el tribunal. El manoseo empieza en el undécimo.
Está visto que en Italia y en Entre Ríos, la cola es tocable, pero no hay que demorarse ni recorrerla.
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