No más excusas: evitar el sedentarismo en invierno es posible

La ciudad está atravesando días fríos, con temperaturas bajas que parece se van a extender a lo largo de toda la semana. Estos jornadas invernales invitan a todos a refugiarse en casa, de modo que los planes al aire libre quedan completamente descartados y baja notablemente el flujo de las personas en las calles.

Una de las primeras cosas que pierde adeptos ante el invierno es la actividad deportiva. Salir a correr, entrenar en plazas o andar en bicicleta para muchos no son compatibles con el frío, sobre todo cuando deben hacerlo en la mañana temprano o al anochecer para que no interfieran con sus horarios laborales, por lo que se quedan en casa a la espera de la llegada de las temperaturas más cálidas.

Pero para muchos hacer deporte es el momento en el que descargan las tensiones de la rutina, es tiempo de esparcimiento, en el que se enfocan solo en ellos mismos y dejando de lado el celular, las presiones laborales y las responsabilidades, entonces estar un par de semanas sin hacer nada mientras pasa el frío se vuelve un tormento.

Por este motivo, los expertos recomendaron una serie de tips para poder seguir ejercitándose y que el sedentarismo no sea la única respuesta al frío.

EJERCITARSE SIN SALIR DE CASA

La primera solución a el problema del frío es ejercitarse dentro de casa. Armarse una rutina con elementos que se tienen en el hogar o -en el caso de que se pueda- comprar pesas y colchonetas pueden ser la mejor opción para los friolentos que no quieren perder el ritmo de entrenamiento.

Para eso se puede contratar un entrenador que arme las rutinas, ya que tan importante como hacer deporte es hacerlo con cuidado y conocimiento para evitar lesiones. Pero si no se puede acceder a los servicios de un personal trainer hoy en día hay cientos de videos en Youtube con profesionales que explican rutinas tanto para principiantes como para expertos.

Son muchas las cosas que se pueden hacer dentro de casa, funcional, pilates, cardio y yoga, son de las disciplinas más elegidas. Una vez que se encuentra cual es la ideal para uno solo hace falta tener un par de zapatillas, ropa cómoda y hacerse el tiempo de entrenar, no hay excusas para no moverse.

El último punto -la falta de tiempo- es otro de los argumentos fuertes de quienes abandonan la actividad física. Es necesario encontrar un momento para dedicarse a uno mismo y si esto es imposible se pueden aprovechar pequeñas ventanas de tiempo libre para ejercitarse aunque sea unos minutos.

Una de las opciones es ir a trabajar o hacer trámites caminando. Son salidas que sí o sí deben hacerse, por lo que puede ser una buena oportunidad para, aunque sea una vez a la semana, dejar el auto en casa y caminar o ir en bicicleta.

LA VESTIMENTA, EL PUNTO CLAVE

No es ninguna novedad afirmar que se debe utilizar la ropa adecuada para ejercitarse. Lo primordial es un buen calzado que brinde el soporte necesario, pero el resto de las prendas también tienen que contar con ciertas características específicas.

Antes que nada la ropa debe ser cómoda, encontrar el tipo de prenda ideal depende de los gustos de cada persona si es al cuerpo u holgada queda directamente a criterio de cada deportista. Pero los especialistas si hicieron una especificación con respecto al frío: no importan los gustos si no el tipo de textil utilizado en la confección de la prenda.

En invierno es recomendable usar remeras compuestas por telas que absorben el sudor en contacto con la piel a las que se le puede sumar una campera rompe viento que actúe como aislante entre el cuerpo y el exterior.

Tan importante como elegir correctamente la vestimenta es quitársela ni bien terminan de hacer la actividad. Es que una vez que la persona deja de entrenar y entra en reposo, la ropa que se encuentra humedecida por el sudor se enfría y puede generar incomodidad o incluso hasta contracturas musculares.

A esto se le debe sumar una buena hidratación, algo a lo que en esta época del año no se le da la atención necesaria. Ante esto los médicos recomendaron mantener la ingesta de dos litros de agua por día, cantidad a la que se le suman 800 mililitros más por cada hora de entrenamiento realizado.