Con notable efectividad se impuso frente a un buen rival y su autoestima trepó alto

Esta alegría le viene bárbaro para preparar con el mejor ambiente la cita ante Goiás. Méndez no para de embocar y merece continuar de titular

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Martín Mendinueta

@firmamendinueta

Triunfos así, ante un rival tan serio y en un escenario históricamente antipático, no se construyen seguido. Lo que supo plasmar Estudiantes en la difícil localía de Argentinos Juniors encierra méritos insoslayables.

Llegar y convertir es parte del libreto que persigue la inmensa mayoría de los directores técnicos del planeta fútbol y esta vez Eduardo Domínguez descansó en la notable contundencia de sus dirigidos.

Casi sin darse cuenta Estudiantes terminó el torneo. Terminó el campeonato, pero tiene prohibido distenderse. A sus hinchas, felices e ilusionados por cierto, no se les cruza elaborar ahora un balance minucioso sobre la producción de este equipo en el torneo más importante del país.

Hay algo muy pesado como objetivo medular en el plano internacional que frena cualquier intento por parar la pelota y sacar conclusiones a modo de evaluación.

Ya habrá tiempo para semejante tarea. Hoy todo Estudiantes está concentrado, expectante y motivado en lo que va a ocurrir el próximo miércoles, cuando los brasileños visiten UNO.

Mientras tanto, el fin de semana servirá para repasar las aristas salientes de una victoria que hizo trepar alto la autoestima y ratificó el repunte que empezó en la crucial satisfacción durante el partido revancha ante Barcelona de Ecuador.

El marcado declive que experimentó el León a partir de la caída frente a Colón en Santa Fe lo obligó a revisar su comportamiento activando con severidad los resortes de la autocrítica.

Puede parecer una interpretación conformista, pero esa tormenta que lo mojó bastante le vino bien para repasar que debe ser siempre intenso y perspicaz para disimular sus carencias.

Ayer convivió con la presión constante de su adversario. Argentinos jamás tocó el pedal del freno, su intensidad fue innegociable y en ese trámite exigente Estudiantes pasó momentos complicados, especialmente antes del gol de Luciano Lollo y después del segundo gol local.

el cuaderno de la pelota parada sigue siendo su tema predilecto

El primer gol Pincha brilló como una vieja virtud que no ha pasado de moda.

Desde una posición más cercana a la línea del mediocampo que a la de fondo, Fernando Zuqui ejecutó un tiro libre perfecto. La misión de colocar la pelota con efecto a favor del que llega de frente al arco la cumplió con creces. El impacto de Lollo en lo alto ratificó que, más allá de algunas fallas que pueda cometer a la hora de marcar, en el área rival es de temer.

Gabriel Milito, quien viene realizando un trabajo muy bien catalogado por propios y extraños, y que le ha otorgado a su equipo exactamente la identidad que le gusta, padeció la eficacia de un sello distintivo de la idiosincrasia de Estudiantes.

Así como el huésped sufrió con las corridas de Thiago Nuss, el anfitrión sintió el rigor de quien, aún con errores, demostraba estar hambriento; dispuesto a hacer lo que hiciera falta para llevarse todo.

Lejos, muy lejos de la perfección, en el fútbol casi nunca se observa y son atípicos los monólogos abrumadores como el que disfrutó hace poco el Pincha ante Belgrano de Córdoba, los dirigidos por el hombre de barba puntiaguda pelearon en cada metro cuadrado y facturaron cuando el rival se lo permitió. Un gol de cabeza en pelota parada, uno con ataque resuelto de manera excelente tanto en la habilitación de Zapiola como en la definición del Charrúa iluminado; y un tercero a todo lujo que es el que cualquier pibe quiere concretar en el picado con sus amigos, conforman un menú más que seductor.

DEBERÁ CAPITALIZAR LO BUENO Y CORREGIR AQUELLO QUE HIZO MAL

Se repite sin cansancio que el fútbol es una combinación de momentos y estados de ánimo; si eso es verdad, Estudiantes ganó un partido ideal para transformarlo en prólogo motivador de la cita copera.

No le ganó a Oriente Petrolero ni a Tacuary de Paraguay, festejó tras haber sufrido en domicilio ajeno y ante un equipo que sabe perfectamente lo que desea.

Cuatro días son pocos y pueden parecer eternos para convivir con la ansiedad. Su gente quiere volver cuanto antes al estadio para verlo en acción. Eso lo provocó una despedida de campeonato digna de ser debidamente destacada.

Estudiantes todavía no terminó el primer semestre. Lo que está por llegar lo obliga a estar tan atento como el primer día.

Fernando Zuqui, el más “odiado” por los rivales, aportó oficio cuando Argentinos fue por la igualdad

La importancia del triunfo repercute en las tres agendas que tiene por delante el equipo del “Barba”

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