Unas elecciones primarias que traen el temor a una baja participación

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Nadie sabe el impacto que tendrá en las urnas el caso de Morena Domínguez, la chiquita de 11 años que murió camino al colegio en Lanús a raíz de un violento asalto. ¿Sumarán el dolor y la conmoción al hartazgo ciudadano, al desinterés y a la abstención electoral que -con picos históricos- se viene reflejando en los comicios provinciales? Difícil saberlo, coinciden consultores y candidatos que, no obstante, temen por una mayor apatía y una menor asistencia a los cuartos oscuros.

Mientras, en el oficialismo no descartan que la desazón pueda traducirse en un voto castigo dirigido a posiciones extremas como las de Javier Milei o Patricia Bullrich.

En cualquier caso, distintos referentes piden esperar hasta el domingo para ver el impacto que el crimen de Morena puede tener en una ciudadanía ya enojada, desencantada y desafectada de la política. Aguardar para ver los efectos de ese descontento que hasta hace unos días parecía dominado por el rumbo económico y la inflación y que de pronto ha virado hacia un reclamo social por la inseguridad.

¿Será este clima de conmoción estímulo para ir a las urnas con la esperanza de que todavía la política puede hacer algo para levantar a un país grogui? ¿O más bien alimentará el escepticismo y confirmará el ausentismo que ya muchos vislumbran?

Nadie se anima a arriesgar una respuesta concluyente. Acaso porque la Argentina está a las puertas de una de las elecciones más inciertas de su vida democrática. Ya antes del caso de Lanús, en 12 de las 14 provincias que votaron la asistencia fue menor respecto a 2019, y en cuatro provincias la participación no llegó al 70%. En total, casi 6 millones de personas no salieron de sus casas para sufragar, aún cuando el voto es obligatorio y rigen sanciones (simbólicas, de $50 a $500) por no ir a las urnas.

¿A quién puede beneficiar y a quién perjudicar una baja participación? Tampoco aquí hay verdades reveladas. Algunos estudios indican que los bajos niveles de participación favorecen a los oficialismos “ya que tienen control del aparato estatal, recursos y vínculos basados en el clientelismo”, aseguran desde la consultora Idea. Y aclaran: “Sin embargo, otros argumentan que el pobre desempeño económico, la alta desaprobación de la gestión oficial y la baja competitividad en la primaria oficialista podrían desincentivar tanto a sus votantes como a los independientes molestos con la falta de resultados”.

En tanto que en la interna de Juntos por el Cambio, “una participación por debajo del 65% podría eventualmente beneficiar más a Bullrich que a Rodríguez Larreta, debido al mayor apoyo que la exministra recibiría de los sectores que demandan un cambio más intenso”, completan en la consultora.

En este clima de incertidumbre llega la Argentina a las primarias abiertas, simultánes y obligatorias (PASO) del domingo. Con un final de campaña enlutado, en silencio y sin actos finales para captar el voto de una sociedad atribulada.

 

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