"Gambaro": retrato de la potencia de una autora que le habla al presente

Jazmín Bazán estrena su primera película, un documental sobre la autora Griselda Gambaro, este jueves. Llega a La Plata en septiembre

Jazmín Bazán ha atravesado una vida entera con Griselda Gambaro: hija de artistas plásticos, alumnos del marido de la dramaturga y escritora argentina, Juan Carlos Distéfano, Bazán la conoció de pequeña y “la leo desde que soy joven. Su fuerza política, sus personajes marginados, el lugar que le da a los personajes femeninos, la lucha por la dignidad de los oprimidos, además de su poética, me interpelaron siempre de forma muy directa”.

No extraña entonces que su primera película, “Gambaro”, que se estrena este jueves, explore la potencia de la autora, aunque, dice, no fue fácil convencerla para aparecer en escena. 

“Se mostró muy reticente”, cuenta Bazán, en diálogo con EL DIA. “No quería saber nada con que se haga un documental sobre ella. Pero terminó accediendo tras mucha insistencia, pero quería un registro muy sencillo: una única cámara, un equipo chico. Ese registro más descontracturado que se ve en la película fue un poco solicitada por ella, y otro poco porque era lo que permitía el equipamiento, el equipo. Ese registro más cotidiano, al final, nos termina acercando a una Gambaro más íntima, la revela más como es ella”.

El documental no es, sin embargo, una pieza televisiva hecha de cabezas parlantes: recorre, sí, la biografía, pero trabaja desde la lectura de las obras, incluyendo la censura a la que fue sometida su novela “Ganarse la muerte”, e intenta retratar su mirada actual respecto al significado de su obra y su concepción sobre la escritura, las injusticias y el rol de la mujer, a través de un encuentro entre dos líneas narrativas que evidencian el contenido estético, político, social y feminista que atraviesa toda su obra al tiempo que se observan los aspectos biográficos de su vida cotidiana.

Está Gambaro, en primera persona, pero hay una intención de retratar en pantalla la poética de Gambaro: así, entre imágenes “que corresponden a la biografía de Griselda”, sus lugares en el mundo, Don Bosco, La Boca, su lugar de nacimiento, aparecen los textos, también imágenes metafóricas. Por ejemplo, explica la cineasta, una escena transcurre en un descampado, en una reserva de Lomas de Zamora, donde ocurrió el femicidio de Anahí Benítez. “No está explicitado en la película, simplemente es la idea del descampado junto a un texto de Gambaro. Son capas de sentido que se despliegan en la lectura de esas imágenes”.

La intención era filmar no solo a Gambaro sino también sus textos, “un traspaso de esos textos, pero no ligado al ámbito teatral, desde donde fueron creados. Descontextualizarlos, y llevarlos a otros contextos, que constituyen el mundo cotidiano actual”.

Se trata de “una lectura necesariamente subjetiva” de esos textos, “que se evidencia, incluso, con los subrayados, las manipulaciones directas que aparecen sobre esos textos en pantalla”. Y, como tal, es una lectura desde el presente.

Es una película, en ese sentido, sobre la vida de una dramaturga emblemática, pero “atravesada por la actualidad. La película está construida pensando en el presente, habla de nuestra sociedad hoy: si bien es una película sobre Griselda Gambaro, es una película que lee las obras de Griselda Gambaro, desde la actualidad”.

“En este contexto en el que estamos, ofrece una mirada sobre Griselda, su compromiso político, social y feminista de su obra, algo que me parece fundamental actualmente: es fundamental volver a leer sus obras, ver la vigencia que tienen, cómo interpelan a la gente”, profundiza la realizadora.

“Gambaro”, que se estrena el jueves en el porteño Cine Gaumont, y que en septiembre se verá en el FICPBA, en nuestra ciudad, con entrada gratuita, refleja también sus condiciones de producción presentes. La intimidad que pidió Gambaro para ser filmada terminó favoreciendo el trabajo con un equipo de rodaje chico, el único que podía permitirse Bazán con el subsidio del INCAA al que accedió. Y luego viene la segunda parte: producida la película, los documentales suelen tener dificultades para encontrar pantalla. “Como realizadora de cine documental me preocupa la escasez de pantallas que proyectan este tipo de películas chicas”, dice, al respecto, Bazán. “Son películas de muy bajo presupuesto, a las que después les cuesta llegar a la pantalla, ir al encuentro de otras miradas”.

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