Rodrigo Moreno: "Es tal la devastación que hablamos de salarios dignos pero no generarle mayor ocio al trabajador"
| 7 de Agosto de 2023 | 02:21

Cuando este miércoles se entreguen los premios a las mejores películas del Festival de Cine de General Pico, Rodrigo Moreno, director de “Los delincuentes”, película de la competencia nacional, no estará del todo pendiente de lo que ocurra con su film: hincha de Estudiantes, tendrá con un oído y medio en lo que ocurre en otro país, en Brasil. Esa noche, el Pincha se juega el pase a cuartos de la Sudamericana.
“Estamos en un momento muy hermoso. Creo que merecemos una estrellita”, se entusiasma el director de “El custodio” y “Un mundo misterioso”. Por un momento, el fútbol se vuelve el centro de la conversación. Pero también hay que hablar de “Los delincuentes”, que desembarcó este año en Cannes: una película inspirada por “Apenas un delincuente”, clásico del cine criminal argentino, de Hugo Fregonese. Pero la inspiración es diagonal: “Funcionó un poco como excusa para, como disparador para expresar algo, para deformarla y seguir hacia otras zonas diferentes”, explica el cineasta en diálogo con EL DIA. Una versión libre, “y de esa idea lo que me queda es la palabra libre o libremente: me interesaba hacer una película que circulara a partir de la idea de la libertad”.
Como la película de Fregonese, la película narra la historia de delincuentes que, cansados de su rutina, deciden robar en su lugar de trabajo. La de 1949 era una película que jugaba con la fantasía de una clase trabajadora oprimida de escapar a un destino gris; pero la de Moreno, como él mismo avisa, amaga con ser una película de atracos y carcelaria, y deviene en una historia de búsqueda de libertad.
“No tenía esa idea de dialogar con la opresión de la clase trabajadora: más que la idea de la explotación y los malos salarios, quería hurgar en la idea de una vida ociosa, de la liberación de la rutina”, analiza Moreno.
El ocio es un tema que atraviesa su filmografía, “‘El Descanso’, ‘El Custodio’, ‘Un Mundo Misterioso’, son todas películas que están atravesadas por esa problemática del trabajo versus el ocio, esa tensión entre ocio y trabajo está permanentemente en mis películas”, dice. “Y ahí lo que sucede es que el ocio dejó, hace muchísimos años, de estar en el centro de los problemas. Es tal la devastación, es tal la decadencia, que hablamos de tener un salario digno, porque los salarios son muy malos, pero no hablamos ya de generarle mayor ocio al trabajador, una vida libre, una vida ociosa. Reducir la jornada laboral ya es una utopía cuando era una lucha básica. En países como los nuestros prácticamente eso nadie lo propone. Ni hablar de reducir la semana laboral”.
- Quiero saber un poco sobre el proceso de producción, porque fue un proceso largo, que arrancó prepandemia y terminó después. ¿Qué implicó que los tiempos de producción se estiraran? ¿La película fue cambiando en el proceso de rodaje? Si es así, ¿cómo ha dialogado con este presente?
- La película la iniciamos en 2018. Filmamos en total casi nueve semanas, pero distribuidas a lo largo de cuatro años y pico. En el 2020 estábamos filmando el día que se declaró la restricción, la cuarentena. Tuvimos que suspender el rodaje y volvernos desde ahí en una ruta desierta porque no había un micro que nos trajera de regreso a nuestros hogares. Pero de todo ese periodo de pandemia yo estuve editando mucho solo en mi casa y dándole vueltas al guión. El guión fue modificado hasta último momento, en el montaje. Y eso tiene que ver un poco con el formato de producción que yo ya había pensado de entrada, que era filmar por bloques. Lógicamente con la pandemia y algunos problemas de presupuesto y de agenda de algunos actores, esos bloques fueron espaciados más de la cuenta, y eso hizo que estuviéramos tantos años haciéndola. Al mismo tiempo nunca me peleé con esa idea, más bien fui acompañando esas dificultades. Aprendí eso también con los años. De hecho, me pregunté qué hacer con la pandemia: ¿la adopto? ¿la incluyo? Por suerte opté por olvidarme de eso. La película tiene una temporalidad muy particular: es una película actual y al mismo tiempo está plagada de elementos que la vuelven atemporal. La realidad de todos modos está allí, porque yo filmo mucho en la calle, hay escenas muy documentales donde de repente hay gente con barbijo, de repente no. Es un modo de relacionarse con la realidad.
- Es una película con elementos de cine de género. ¿Qué te interesaba de abordar un género clásico como el del crimen? ¿Y por qué vuelven siempre las películas de robos?
- Es una película que tiene elementos de género, es una película de atracos, y al mismo tiempo es una película que se despega de eso. Por eso, yo creo que son varias películas en una, por eso también la duración un poco extrema de la película, de tres horas, porque la película va circulando por diferentes estados, diferentes humores, y por lo tanto, diferentes géneros. Pero sí tiene una primera mitad en donde aparecen elementos genéricos, más bien te diría elementos propios, gestos del viejo cine clásico americano: en la música, en algunos encuadres, en algunas ideas de fotografía, en algunas decisiones de montaje, la película juega con ese idioma. Pero si bien cuando trabajo todo el tiempo estoy pensando en películas, no pensé en películas específicas: hay una suerte de familia de cineastas que de alguna manera me acompaña, es como algo un poco más fantasmal, es como una suerte de compañía fantasmal de cineastas que me gustan, de gestos que me interesan de algunos cineastas. Puedo ver “Alcatraz” como “El dinero” de Bresson, que son dos películas que uno diría muy diferentes: no es que estuve atento a nutrirme de películas específicas para filmar una película de robo, no, es más bien algo que me acompaña en general.
- ¿Qué representa para tu película y el futuro de tu carrera presentar en Cannes? Leí por ahí que es algo que te da la posibilidad de filmar tu próxima película.
- Y digamos que la sorpresa de que la película haya sido invitada para Cannes, para la Selección Oficial, para una sección tan importante como Un Certain Regard, le otorgó a la película una visibilidad que me tomó por sorpresa: “Los delincuentes” está siendo invitada a una cantidad innumerable de festivales, recibiendo críticas de medios de todas partes, hemos recibido algunos premios, y creo que todo eso alimenta la idea de que a alguien, y a alguien llámese un fondo de plata para el cine, le pueda llegar a interesar una siguiente película mía. Y es todo lo que yo siempre deseo: nunca hice dinero con el cine, más bien siempre mi intención con el cine fue filmar la siguiente película, y entonces ahora más que nunca tengo ganas de sacar provecho de esta situación, de este privilegio de haber tenido tanta visibilidad, cuando yo he hecho otras películas que ha visto muy poca gente, de las que se ha enterado poca gente. Mi intención es poder sacar provecho de eso y obtener financiación para mi siguiente proyecto.
- La película tiene salida por la plataforma Mubi, pero imagino que te gustaría verla proyectada en la pantalla grande, en Argentina, fuera del circuito de festivales. ¿Cómo ves el presente de las salas para el recorrido de tu película?
- En relación al presente de las salas… es pésimo, pésimo, pésimo, es un momento muy duro para el cine en general. El cine tiene una dinámica que va a contramarcha del siglo XXI, el cine pertenece a un mundo material y el siglo XXI se expresa básicamente por la virtualidad. Por lo tanto, ojalá la película llegue a algunos cines, sé que está muy difícil. Es una película que no cuenta con actores conocidos y tiene una duración larga, por lo tanto no sé si va a poder llegar a salas comerciales. Por lo pronto, seguramente algunas salas destinadas a lo que antes se llamaba salas de arte estarán más interesadas en pasar “Los delincuentes” que una sala inserta en un shopping.
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